Media hora antes de que Cintia saliera del trabajo su celular comenzó a sonar era un número desconocido pero la lada era local así que decidió contestar y ver quién era, de pronto lo que escucho la dejo fría y sin habla, sus ojos se llenaron de lágrimas y le costó mucho prestar atención a lo que una mujer atreves de la línea le decía, colgó y se dirigió a su padre para contarle lo sucedido, a este no le quedó más remedio que llevar a su hija hasta el hospital en el que Alexandra se encontraba internada, él y todos en su familia sabían lo que había entre ellas dos y a ninguno le molestaba que de repente una mañana Cintia confesara estar enamorada de su mejor amiga, su padre pensaba que era mucho mejor que el estúpido con el que se había casado, el cuál nunca le dio una casa propia y ni pago los gastos de una fiesta, sí, él lo odiaba. En cambió con Alexandra ya vería que tanto de amor había entre ellas del que decían tenerse.
-¿Usted es Cintia? - le pregunto la doctora a cargó de Alexandra cuándo vio llegar delante de ella a la mujer llorosa.
-Si ¿cómo está?
-Ella está grave, no le voy a mentir. A demás de que tiene SIDA, su situación es aún más delicada. Debemos de evitar que algo se infecte o todo será muy, muy difícil.
-¿Puedo verla?
-No, no por el momento. La estamos estabilizando aún, traté de calmarse, ella es joven aún - trato de darle ánimos - así que no hay que adelantarse, según me dijeron el coche es una perdida. Ella ya ha ganado al quedar aún con vida - y con eso se alejo no sin antes de darle una palmadita de consuelo en el hombro.
Cintia fue a fuera dónde se encontraba su padre esperando por saber que era lo que había pasado con Alexandra, él no entro porqué odiaba los hospitales y se iría a su negocio, pero le prometió que volvería más tarde para ver cómo iban las cosas, cuando Cintia entro de nuevo, una enfermera le llamó para que fuera a recoger las pertenencias de Alexandra, Cintia fue y le dejaron que revisara para que se asegurara de que no le faltaba nada y por lo que miró todo estaba completo, pero si que había algo de más que la dejo perpleja, encontró una cajita negra que al abrirla dejo al descubierto un bonito anillo de compromiso, el corazón de Cintia se aceleró y sintió que algo dentro de ella se hacía pedazos. No quería perderla, no quería vivir sin verla, no quería tener que llorar su ausencia, si debía llorar por ella sería de alegría y no porque dejara de respirar.
Dos horas más tarde, Alan, Marcos, Sebastián y Enrique llegaron a verla y permanecieron con ella un rato antes de irse, le dijeron que los mantuviera informados, poco después llegaron los padres de Cintia que le llevaron de comer, está ni siquiera tenía apetito pero ellos la instaron a comer, la llevaron fuera del lugar y buscaron un lugar donde sentarse para tratar de hacer que Cintia se distrajera y se relajará un poco, ella no podría hacer más, todo estaba en las manos de los doctores, en Alexandra y Dios si es que se apiadaba de ella.
Cintia se quedó sola después de las once de la noche en los pasillos de la sala de terapia intensiva, la doctora le había informado hacía pocos minutos de cómo seguía Alexandra, ella seguía por lo menos crítico pero estable, si no se presentaban problemas durante el resto de la noche seguramente Alexandra mejoraría rápido, aunque había que esperar a que despertara ya que tenía un poco de inflamación en el cerebro, además de los golpes externos como internos, pero la doctora le había dado sin duda esperanzas y la dejo pasar a verla unos minutos.
Alexandra parecía estar dormida solo que tenia un tubo entrando por su boca para ayudarla a respirar y varios aparatos que desquiciaron por un momento a Cintia por estar conectados a la pequeña mujer que amaba, una enfermera entro para informarle que debía salir y ella obedeció, sin más tuvo que pernoctar en una silla dura y fría de plástico que estaba en el pasillo, se quedó dormida alrededor de las cuatro de la mañana cuando el sueño por fin la venció y su postura se parecía a la de un borracho, cuando despertó eran las siete de la mañana, en cuanto se movió sintió que le dolía el cuello y la espalda por la posición en la que se quedó dormida, pero de pronto se acordó de que debía de ir al aeropuerto por los padres de Alexandra, la ahora accidentada le había dicho que ella iría a recibir a sus padres al aeropuerto alrededor de las nueve de la mañana y que los llevaría a casa, sin duda Cintia estaba más que obligada a hacer lo que Alexandra no podría en ese momento.copy right hot novel pub