El ánimo relajado de Celia se tensó al instante, y sus manos agarraron con inquietud al cinturón de seguridad.
—No quiero —Al parecer, las palabras de Eduardo no le dieron mucha seguridad.
Eduardo no redujo la velocidad del coche, se limitó a tomar la mano de Celia.
—Confía en mí —dijo Eduardo con sinceridad, mirándola firmemente.
Celia hizo una pausa, no dijo nada.
Cuando llegaron al destino, Celia vio entonces que era una base de experiencia privada.
Un helicóptero rojo y blanco estaba aparcado en un terreno espacioso, su apellido «Sans» era especialmente destacado en él.
—¿A qué altura te sientes cómoda? —Eduardo tomó la mano de Celia.
—A tres metros —Celia sentía que esa era la altura en la que se podía salvar si hubiera un accidente.
—Entonces empezaremos con tres metros.
Eduardo subió con Celia al helicóptero y le abrochó el cinturón de seguridad con cuidado.
Al ver su cara palidecida de miedo, Eduardo no pudo resistirse a besarla suavemente.
—Te dije que confiaras en mí —Eduardo reiteró sus palabras.
El helicóptero estaba en modo de piloto automático, que no requería ninguna acción en la cabina, sólo tenía que comunicar órdenes.
—Empecemos por un metro de altura —Eduardo dio instrucciones al controlador.
Celia tenía las manos cruzadas y exhaló con fuerza.
El fuerte sonido del helicóptero al ponerse en marcha hizo que los tímpanos de Celia se hincharan.
Se elevó poco a poco y el corazón de Celia se empezó a tensar también, cerró los ojos y no se atrevió a abrirlos.
Empezó a recordar las noticias de accidentes del avión que había leído, eran escenas de tragedia con restos por todo el suelo.
—Abre los ojos y mira por la ventana —Eduardo la guio poco a poco.
—No puedo —Las manos de Celia temblaban.
Eduardo tomó su mano transmitiéndole el calor de su palma.
—Estoy aquí, no tengas miedo —dijo Eduardo con firmeza.
—Contaré hasta tres y abrirás los ojos —Eduardo seguía sujetando la mano de Celia con fuerza—. 1, 2, 3.copy right hot novel pub