—¡No! —La mente de Celia aturdió y empezó a luchar a muerte.

Su sensación de contacto era diferente al del Eduardo, se puso la piel de gallina. Daba tanto asco que parecía que eran unas mierdas de pájaro que se ponía en su piel.

—¿Sabes por qué Yasmin no ha buscado más novios en estos diez años y soy el único que satisfacía sus necesidades? —A Alejandro no le importó las luchas de Celia, porque esta mujer pronto sería suya.

—No quiero oírlo, no quiero oírlo, ¡suéltame! ¡Eres un animal! —A Celia no le importó la pistola de su mano, dio una patada en su entrepiernas directamente.

Alejandro se cubrió la zona por el dolor y tuvo que soltar a Celia.

Celia se cayó al suelo, pero hizo toda su fuerza para salir hacia la puerta.

—¡Boom!

De repente, un disparo ensordecedor llegó por detrás de ella, Celia se tapó los oídos y gritó.

La pared que estaba al lado de ella fue atravesada por la bala y una ligera ceniza blanca estaba cayendo.

—¿Crees que la pistola que tengo en la mano es de juguete? —La voz de Alejandro era tan fría como el hielo.

Celia no se atrevió a moverse ni a mirarle.

Alejandro se acuclilló junto a ella, sus toscos dedos seguían toqueteando su cuello.

Celia apretó los dientes para aguantar esa sensación de humillación, sus dedos agarraban fuertemente los escombros del suelo.

—No voy a matarte con la pistola, porque... ¡ahora vas a morir de gozo! —Alejandro dijo con voz grave, tirando de Celia y empujándola hacia el desgastado colchón.

En el momento justo, una sirena sonó de repente en el entorno silencioso.

Las sirenas se hacían cada vez más fuertes, se acercaban cada vez más.

Alejandro se quedó helado, mientras que Celia se alegró por dentro.

Eduardo debió de enterarse de que estaba perdida y vino a rescatarla.

—Alejandro, ¿viene ese policía por nosotros? —Entró Yasmin con una cara de preocupación, que había estado vigilando fuera.copy right hot novel pub