—No somos del mismo mundo, hay una diferencia demasiada grande entre nuestras familias...
Volver a mencionar el pasado fue como arrancar de nuevo una herida ya cicatrizada.
—Si en ese entonces decidiste irte, ¿por qué anoche volviste a mí? —Eduardo golpeaba con los dedos al volante.
—Estaba borracha, lo siento... —tartamudeó Celia, y se sonrojó pensando en lo que ocurrió anoche.
—Celia, recuerda que fuiste tú quien cortó la relación, no yo —dijo Eduardo en voz baja mientras volvía a arrancar el coche.
Celia se congeló al oír esto, no podía apartar la vista de Eduardo, que seguía siendo tan guapo y masculino como hace cinco años. Recordando la llamada que él había hecho sobre elegir el vestido de novia, Celia supo que ya no podían volver atrás.
—Lo siento, sólo espero que tengas feliz.
Eduardo miró de reojo a Celia con una expresión complicada y no volvió a contestarle.
El coche se detuvo finalmente frente al edificio del Grupo Esplendor.
—Estás despedida —Las palabras crueles de Eduardo hicieron que Celia, que acababa de salir del coche, se quedara congelada con el rostro pálido. Mirando la espalda del hombre que se marchaba decidida, ella sostuvo su tristeza y tomó un taxi para volver a su piso alquilado.
«No pertenezco a la Ciudad Sur, y no tengo más razón para seguir quedándome en este sitio.»
El teléfuno sonó de repente y le llegó un nuevo mensaje.
—Bebé, qué bien huele tu ropa interior...
Celia frunció el ceño, cada vez le daba más asco el mensaje del pervertido.copy right hot novel pub