Capítulo 10: Me desmayaba frente a su auto
Yo recordaba que cuando Hector era un niño, se podía rescatar porque no tenía dinero, sin otro remedio, solo iba al hospital con la ambulancia.
Cuando llegaba al hospital, pagaba la cuenta por Jimena y quería irme.
Llegaba a la puerta, un policía me detenía y detrás de él estaba la pareja del tercer piso.
La anfitriona me señalaba y decía en un tono decisivo, -¡Es ella! Es ella quien empujó a la señorita hacia abajo-
El policía asentía con la cabeza y me decía en un tono de fórmula, -Buenas noches, ve con nosotros por favor-
Aunque yo era reacia, también comprendía que tenía que ir a la comisaría tarde o temprano.
La pareja del tercer piso iba conmigo, en el camino hacia la comisaría, la anfitriona le decía al policía, -Los escuché pelearse, luego escuché a alguien pidiendo ayuda, después la señorita se rodaba hacia abajo-
Alicia vivía en el cuarto piso, me decía cuando vivía en su casa que la anfitriona del tercer piso era muy curiosa, y le encantaba molestarla todos los días.
Cuando la escuchaba decir esto, inmediatamente le explicaba a la policía, -¡No me peleé con ella!-
Cuando la anfitriona me veía salir, me echaba una mirada, -Dijiste que no vosotras dos no se peleasteis, entonces, ¿quieres decir que no empujaste a la señorita?-
-No la empujé-
La anfitriona se burlaba, -Los asesinos siempre dicen que no son asesinos-
-No lo empujé originariamente- Enfatizaba de nuevo.
Aunque sabía que todas las condiciones no eran buenas para mí, nadie me creía.
En la comisaría, terminaba la transcripción y el policía contactaba con la familia Sandoval, pensaba que Mauro y Marina los dos deberían pedir que me encerraba.
Inesperadamente, dejaban que la policía me liberara.
Salía de la comisaría y tenía tanta hambre, encontraba un restaurante de fideos para comer, recibía una llamada de Hector cuando comenzaba a comer.
Yo sabía que Hector debería hablar sobre Jimena, y estaba seguro que debería pensar que yo hacía esto.
El teléfono sonaba durante mucho tiempo antes de que lo cogiera.
Hablaba en seguida, -Señor Hector, Jimena se cayó por ella misma, yo no la empujé-
Terminaba de hablar, había un momento de silencio en el teléfono, después de un rato, escuchaba la burla de Hector, -¿Crees que te creo?-
No.
Ya tenía la respuesta en mi corazón.copy right hot novel pub