Mi cabeza palpita con fuerza y me siento totalmente desorientada.
Intento levantar mi brazo, pero esta cae con pesadez haciendo salpicar el charco de agua que ubico bajo mi cuerpo.
Mi cabeza no deja de retumbarme y mis oídos de apretar. Trato de dar un largo respiro, puesto que el aliento disminuye a medida que pasan los segundos, presionando en mí pecho.
Intento gritar, pero mi cuerpo está tan débil que nada sale. Lo único que escucho a mí alrededor es el fuerte viento, el agua extenderse y a alguien correr, haciendo crujir las hojas secas caídas, con cada pisada que da.
Creo que se está acercando.
Trato abrir los ojos, pero estos pesan.
De repente, todo comienza a perder sentido, incluyendo mis extremidades.
Los pasos se oyen cada vez más más cercanos, y mis intentos de gritos son en vano.
No sé quién es, pero si es la persona incorrecta, podría darle una señal de dónde estoy y así permitirle terminar su trabajo de acabar conmigo.
No es cuando estoy completamente ida, cuando unos brazos me jalan.
Ya no puedo luchar más, y solo me dejo llevar por la persona que acaba de recogerme.
*4 horas antes:*
—¿Disculpa? —me dice Blair indignada, luego de haber escuchado mis insultos hacia su persona.
—¿Además de loca, sorda? —Exclamo harta— Creo que necesitas más que un psiquiatra, necesitas... Uhm, no sé, cárcel —le miro molesta. Esta frunce el ceño totalmente confundida, y hace un ademán en cerrarme la puerta en la cara, pero la tomo rápidamente para evitar que lo haga.
Bufa y rueda los ojos.
—Tu... —le apunto tensando la mandíbula. Ya ni sé qué decirle, solo necesito desahogar el odio que estoy sintiendo en estos momentos.
Si soy sincera, no recuerdo nada de lo que dije apenas me abrió la puerta, pero yo confío en mi cerebro. Relaje mi boca, y dejé que el hablara. Porque mis emociones estaban tan destruidas, tan cubiertas por la rabia, tan inestables, que fue imposible hacer que ellos pensaran lo que decía.
—¡Necesitas ir a un psiquiatra! ¡Estás completamente mal!
—Sky, relájate un poco, no entiendo qué pasó —intenta hacerse la tonta.
—¿¡Relajarme!? —me pongo aún más histérica.
—Oye, estás mal. Estás pálida, ojerosa. ¿Necesitas ayuda?
—¡Ayuda la que necesitas tú! —chillo completamente harta de su tranquilidad y actitud tan cínica. Y sí, tal como lo notó, no he dormido ni comido bien esta semana, desde que Caden desapareció— ¡Todo esto es tu culpa! ¡Eres una maldita asesina!
—¡Ya basta Skyler! —Se altera un poco, pero luego respira profundamente calmándose— Ven, pasa —me dice, y yo solo le miro molesta— Vamos, tomémonos un té y relajémonos.
—No quiero nada, Blair. Quiero que esto acabe, que tú acabes con todo esto.
—Bueno, yo sí quiero un té —dice antes de entrar a su casa, dejándome la puerta abierta como una invitación. Me quedo ahí impaciente y luego decido entrar.
Me doy cuenta que estaba sola en su casa, así que me permito seguir desahogándome.
—¡Ya basta de tus estupideces! ¡Basta de tu maldita locura! —camino molesta hacia la cocina. Ella simplemente me observaba con tranquilidad mientras daba un sorbo a su taza.
Cuando llego a su lado me extiende otra taza, pero la dejo en el mesón.
—Basta Blair, por favor —le pido— ¿Por qué Caden? ¿Por qué Mía? —me siento en uno de los bancos, ya no pudiendo resistir más la angustia.
—¿Y por qué no? —pregunta dando otro sorbo.
—Mía lo hizo por tu bien, y Caden no siquiera conoció a Travis —me desespero un poco, pero intento concentrarme en mi respiración.
—Ellos tenían sus razones, y yo tuve las mías—comienza a decir.
Tomo la taza en mis manos, y la aprieto fuertemente para quemarme y centrar mi dolor en algo físico. Respiro.
—Ni siquiera niegas lo que hiciste —digo con los ojos cerrados calmándome, y tomando un largo sorbo de té hirviendo, haciendo una mueca por el calor.
Abro lentamente los ojos en su dirección y le observo enojada. Blair tenía su cadera afirmada en el mesón y ambas manos en su taza, mientras me observaba con una sonrisa triunfante.
Frunzo el ceño con confusión y empiezo a conectar los cables cuando siento una punzada en la cabeza.copy right hot novel pub