Fueron hacia la cocina, donde Ethan sacó unas hojas de un cajón del repostero.
Las tendió frente a el, sacando un lapicero.
- Debes firmar esto, si quieres continuar. -ordenó. - Es un contrato de confidencialidad. No hablaras nada de lo que veas acá.
Joshua asintió, acercando las hojas hacia el. Sabía en lo que se metía, cuando su jefe le mando a hacer una tarea "especial". Pero al menos la paga iba a ser buena.
Firmó, devolviéndole las hojas. Ethan las acercó hacia el. Al ver que había firmado con éxito cada página, asintió, volviendolas a guardar.
- Soy Ethan, un gusto. Ahora sígueme.
Fueron hacia la escalera, subiendo hacia el segundo piso.
Joshua vio con extrañeza que habían aún más cuadros a los lados del pasadillo, la misma foto de la mujer con vestido rojo. Era repetitiva, literalmente no había otra foto que esa.
Ethan frenó de repente, haciendo que Joshua casi se choque con el, de no ser por su rápido reflejo.
Parando frente a la puerta de la habitación, ambos pasaron.
Joshua vio lo que aparecía a su vista, el cuarto de una mujer. Pero con la única y gran diferencia, es que cada una de las cosas de ahí, estaban destruidas.
Una cama tirada de lado, como si la hubieran aventando. Un tocador sin los cajones y el espejo roto, algún que otro velador regados, y la puerta entre abierta de un armario, se podía notar algunas prendas destruidas en el piso. Alzó las cejas un tanto asombrado, intentando no mostrar sorpresa alguna.
- Aquí es. - dijo Ethan, abriendo la puerta del baño. - El retrete y el lavabo ya han sido instalado, solo falta la cañería. Avisame cuando termines.
Salió de ahí, cerrando la puerta atrás de si.
Joshua dejó escapar el aire que tenía acumulado, recorriendo con la mirada a su alrededor. Vio en una esquina los restos del lavabo y retrete antiguo. Parecía como si los hubieran roto a propósito, debido a que un lado estaba casi intacto. Simplemente lo ignoro, para seguir con su trabajo. Quería irse lo más pronto de ahí, puso manos a la obra, sentándose a hacer su trabajo.
Por accidente, dejó caer una de sus herramientas haciendo un fuerte ruido, no le prestó mucha atención para continuar. De lo que sí tomó atención, es de los fuertes pasos que se escuchaban acercándose cada vez más en su dirección. Frenó lo que estaba haciendo para ver cómo la puerta fue abierta estrepitosamente de par en par, ocasionando un salto del susto por parte de él. Un extraño psicótico (a los ojos de Joshua), hizo su aparición en la puerta. Estaba agitado, se notaba demacrado por su barba descuidada junto con su pelo y ropa desarreglada.
- ¡Eliza...
Gritó él, al momento de entrar, pero frenó su habla, al ver a Joshua. Dándole una sonrisa herida, dejándose caer en el marco de la puerta.
- Y-yo... L-lo lamento, soy de la fo-fontanería- tartamudeo Joshua nervioso. Joshua no sabía que hacer, lo notaba claramente ebrio al verlo cabizbajo en el marco de la puerta. Intentó buscar una solución, mirando a ambos lados.
A lo lejos escuchó unos pasos acercándose, miró hacia la puerta, viendo a Ethan acercarse rápidamente.
- ¡Daymon! - gritó, parándose frente a él. -Carajo, te dije que hoy venían a arreglar las tuberías.
Daymon alzó su vista hacia el, intentando sonreír hipócritamente.
- Ayúdame. - suplicó, alzando su mano.
Ethan suspiró, ayudándole a levantarse mientras cruzaba su brazo por su cuello.
- Tú continúa. - se dirigió a Joshua. Mirando de vuelta a Daymon. - Te ayudaré a volver. Hueles hasta la mierda de alcohol.
Daymon sonrió en respuesta. Yéndose de ahí, ayudado por Ethan.
El verano ya casi se acaba, para dar inicio a las frías ventiscas de otoño en plenos finales de septiembre.
Victoria se levanta, abrazándose a sí misma, debió al aire helado. Frotándose los ojos, se puso de pie mientras se colocaba su abrigadora bata. Salió de su habitación a paso lento, yendo hacia la cocina para encontrarse con Rosa.
- Buen día, señorita vico.
- Hola Rosa... - sonrió, frotándose los ojos. -¿Que tenemos para hoy?
- Tenemos dulces tostadas con queso o mermelada, y un delicioso batido de manzana...
Victoria sonrió al escucharla. Desvío su vista, buscando con la mirada a Misha alrededor. Frunció el ceño al no verla, volviendo su vista a Rosa.
- ¿Y la peliextraña?
- No la he visto desde la noche. No sé con certeza si volvió, señorita Vico.
Victoria sacó su teléfono, tardando unos segundos en revisar algo de importancia.
Sonrió al encontrar lo que necesitaba.copy right hot novel pub