La apariencia de Eric era peor que la de Fionna, aunque su ropa estaba desordenada, su pelo también perdió su habitual pulcritud. En resumen, estas dos personas daban la impresión de que acababan de terminar un loco juego para adultos.
Las miradas de Lorena estaban en llamas, fue la primera vez que vio el presidente Eric así.
El presidente Eric, que dijo que no tocaba a las mujeres de forma casual, ¿por qué ahora hizo tal cosa en la oficina?
Fionna siguió la mirada de Lorena y se dio la vuelta. Se cayó a los brazos de Eric otra vez.
Fionna se quedó completamente sin palabras, no podía explicarlo claramente. Esta vez se convirtió realmente en la amante que sedujo al presidente. Al mismo tiempo, Fionna también se alegró de que la que entrara no fuera la esposa del presidente, pues de lo contrario la habría destrozado.
Por la noche, Fionna llegó a casa, un poco cansada, perezosamente tumbada en el sofá sin moverse.
—Mamá, Lucas no ha venido hoy a la escuela.
Yunuen se acercó al sofá con un ánimo deprimido.
—¿No fue a la escuela? ¿Por qué? —preguntó Fionna con preocupación.
—El profesor dijo que quizá estuviera enfermo. ¿Podrías llamarlo? Estoy muy preocupada por él.
La cara de Yunuen estaba llena de ansiedad.
Fionna también estaba un poco preocupada,
—Yunuen, llamaré a Lucas más tarde, no podemos contactar con él ahora que Eric no está en casa todavía.
Fionna acabó de hablar, y al mismo tiempo sonó el timbre de la puerta.
Fionna no tuvo más remedio que levantarse y dirigirse a la puerta.
—¿Has vuelto de tu viaje de negocios?
La persona que vino no era otra que Alda.
—He vuelto a mediodía. ¿Qué tal? La cita a ciegas que te organicé ayer no fue mal, ¿verdad? —preguntó Alda con ganas y entusiasmo mientras caminaba.
—¡Hola, tía Alda!
—¡Hola, mi ángel! —Alda respondió distraídamente, esperando la respuesta de Fionna.
—La persona que vino a la cita a ciegas no era ese hombre.
Hablando de la cita a ciegas, Fionna sentía enojo.
—¿Entonces quién era? —Alda estaba un poco confundida.
Fionna miró a Alda haciéndola un gesto para que fuera a la cocina a habla así que la niña no lo oyó.
Los dos llegaron a la cocina y Fionna se puso a preparar la cena mientras le contaba a Alda lo sucedido ayer.
—¿Dijiste que la persona que vino a la cita a ciegas era Deivid?
La cara de Alda estaba llena de extrañeza.
—Exacto, y me humilló.
Fionna seguiría sintiéndose frustrada cuando recordara la humillación de Deivid ahora.
A ese hombre le había entregado todo, pero lo que obtuvo a cambio fue una desigualdad.
—Te humilló..copy right hot novel pub