Elena era alta y extremadamente delgada, su cabello era de un color rubio como el oro, de ojos verdes y rostro armónico.
Daphne podría haberla confundido con un ángel vestida en aquel precioso vestido de novia, pero algo en ella la inquietaba. Quizás era el hecho de que la ignoraba completamente o que observaba a Dorian como si fuera un bocadillo.
—¿Cómo estás bombón? Hace mucho que no te veía. Estas muy guapo—dijo la empalagosa voz de Elena haciendo caer delicadamente sus ojos hacia el.
«Vamos Daphne recuerda que te pagan muy bien por esto, solo aguanta un poco más y no le partas la cara» se susurró a sí misma ella mientras observaba la situación.
Elena era una perra, cada gesto de su cuerpo y de su rostro, cada maldita palabra que salía de su boca era premeditada. Al parecer Daphne no era la única capaz de engañar y manipular personas con puras sonrisas coquetas y halagos babosos.
En silencio imploró a cualquier deidad que estuviera presente, que Dorian no cayera en sus juegos.
—Si, es que estuve algo ocupado—contestó Dorian girando el cuerpo para quedar de frente a Daphne—Elena te presento a Daphne.
Él extendió su mano para sujetar la de Daphne y mantuvo la vista fija en ella durante largos segundos. Las mejillas de ella se tornaron rosadas mientras le regalaba una hermosa sonrisa.
—No sabía que tenías más amigas, creí que yo era tu única amiga—dijo Elena arrastrando la palabra amiga.
Al parecer intentaba generar confusión y un claro enfrentamiento entre ellos, quizás quería jugar con Daphne aquellos juegos mentales sin saber que ella era la creadora y dueña de las reglas.
—¿No lo sabías? Que extraño, Dorian me contó sobre tí en varias ocasiones—contestó Daphne con voz melosa dándole unos segundos de ego antes de que el propio Dorian culminará ese diálogo ensayado tantas veces.
—No es de extrañar mi amor, lo mejor siempre se mantiene en secreto hasta que se hace real y uno lo puede gritar al cielo mismo—contestó él con la vista fija en Daphne mientras guiaba su mano a sus labios para dejar un cálido beso.
Ambos se miraron con amor en sus ojos, un amor fingido pero que consiguió el efecto que buscaban.
Cuando voltearon en dirección a Elena la encontraron con su rostro rígido, su mandíbula tensa y sus ojos repletos de odio dirigidos a Daphne; pero sólo duró medio suspiro, antes de volver a adoptar su máscara de amor infinito.
—Tienes razón bombón, aún así me alegro por ustedes—escupió finalmente Elena.
—¡Ahora entiendo porqué las mujeres en todo este lugar se alborotaron tanto, seguramente fue por tu llegada!—exclamó un hombre varios centímetros más alto que Dorian, de cabello color bronce, ojos color almendra y rostro amable.
No le tomó mucho saber quién era, pero aprovechó los segundos que le faltaban para terminar de acortar la distancia, para observar y analizar.
Amabilidad real, se dió cuenta Daphne al observar sus ojos. A diferencia de Elena, su sonrisa era torpemente natural, al igual que sus gestos o palabras.
Rápidamente ella lo descartó como posible amenaza, solo se limitó a sentir lástima por él ya que estaba atrapado en la tela de una viuda negra.
—Amigo ¿Y esta hermosa señorita quién es?—agregó él extendiendo una mano hacia Daphne—permiteme presentarme, soy Jackob, mejor amigo de Dorian y el prometido de Elena.
Daphne estrechó su mano regalandole una tímida sonrisa, el agarre en respuesta era firme y rebosante de confianza.copy right hot novel pub