La garganta de Dorian quemaba y raspaba, cada vez que intentaba tragar.
Cuando por fin logró escapar del mundo de los sueños, tardó unos segundos en entender dónde estaba y que ocurría.
Sus ojos azules como zafiros estaban empañados por un miedo salvaje, al tiempo que recorría la habitación con una mirada frenética.
—¡Dorian!—gritó la sensual voz de una mujer a su lado atrayendo su atención.
Girando levemente su rostro en dirección al llamado, encontró a Daphne vistiendo un pijama de encaje blanco que le rozaba los muslos.
Aunque su vestuario denotaba una sensual invitación, sus ojos, tan oscuros que parecían absorber la luz del lugar, permanecían escépticos y a la espera de algo.
—Fue un sueño—volvió a hablar Daphne, esta vez en un susurro mientras dejaba reposar una cálida mano sobre su mejilla, acunandola—no era real.
Al oír aquellas palabras, el corazón dentro del pecho de Dorian se tranquilizó, incluso sintió como la sangre en sus venas se enfriaba, al tiempo que todo su cuerpo comenzaba a relajarse.
Doran mantuvo el contacto de su mejilla contra su mano suave mientras la observaba detenidamente, tomó aire un par de veces antes de abrir la boca para hablar.
—Daphen...—comenzó a decir, en un intento por explicar lo soñado, pero las imágenes se arremolinaron en su mente de forma abrupta y casi brutal.
El estómago de Dorian se tensó antes de comenzar a sacudirse, no tardó mucho tiempo antes de ser alcanzado por las náuseas. Seguido del vómito.
Logró alejarse de Daphen segundos antes de que esté trepar por su garganta, incluso pudo alejarse unos centímetros de la cama. Pero no lo suficiente como para llegar al baño privado.
—¡Mierda!—escucho gruñir a Daphne, antes de que el peso en la cama cambiara debido al acercamiento de ella hacia él.
—No veas Daph—logró susurrar él en respuesta antes de ser invadido por otra oleada de náuseas, seguido del vómito.
Dorian sintió la suave y cálida mano de Daphen reposar tranquila en su espalda antes de comenzar a girar en amplios y lentos círculos, el primer contacto lo hizo tensar como una piedra. Un par de segundos después ya se había acostumbrado al contacto, casi podría llegar a ronronear de placer.copy right hot novel pub