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Ciudad Del Alquimista

Encuentro después de un largo tiempo. (1)

En una habitación considerablemente más grande a otras en la vecindad se encontraba una chica actualmente montando un escándalo. Arrojando vasijas y banquitos. No le importó que estos se estrellaran contra la ventana, estaba reforzada después de todo. Tenía el cabello castaño hasta los hombros y una sencilla bincha plata. Se trataba, por supuesto, de Maika.

—¡No me obliguen a usar la fuerza para salir! —dijo la inestable señorita, a pesar ya haber destruido la habitación de pies a cabeza—. Sé que me escuchas. Déjame salir en este instante.

Sus brazos estaban cubiertos de nítidos vendajes, tenía parches y curitas aquí y allá, por todo el cuerpo. Un tuve de fluido intravenoso azotaba el aire y todo lo sé topase en su camino cada vez que Maika agitaba el brazo. En algún momento había cambiado de vestimenta por una bata de hospital que le iba justo, se percató de esto cuando despertó hace poco. Se encontraba algo aturdida, pero en cuanto reconoció la situación se puso en el estado que vemos, desde entonces hasta ahora. No reventó la habitación y forzó su escape porque sabía dónde se encontraba, al menos ese grado de cordura conserva.

No era su primera vez aquí, eso fue cuando vino por primera vez a esta ciudad del exterior. La primera y única. Si era completamente sincera, no tenía la menor idea que función cumplía, ni que hacían aquí. Ninguno de los adultos y otros trabajadores se lo dijeron. De hecho, tenían prohibido hablar de estos temas frente a ella.

—Maika, por favor. Es suficiente.

La voz provenía de una mujer joven, cursando la segunda mitad de sus veintes, avecinándose a los treinta. No obstante, los años fueron generosos con ella a pesar de todo.

Era más alta que Maika por una cabeza, pero usaba tacones actualmente por lo que lucía más alta de normal. Su apariencia era la de un empresaria de alta clase o como una corredora de la bolsa por su agresiva mirada. Su expresión, por lo general fiera, se suavizó el momento que sus ojos cayeron en Maika. Generalmente daba la impresión de un arma guardada en su estuche, pero siempre lista; Ahora, sin embargo, no lucía diferente a una viuda que llegaba del trabajo a hacer de ama de casa.

—¡Mamá! —dijo Maika, perpleja. Toda la impulsividad de hace un momento parecía disolverse en el ambiente—. Qué... ¿Qué haces aquí? No tenía idea que te encontrabas en esta ciudad, ¿Cuándo llegaste?

—Ya sabes cómo es ese hombre. Siempre poniéndote a prueba y haciendo que te valgas por tu cuenta. Y respondiendo a tu otra pregunta, no mucho después que tú.copy right hot novel pub

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