No sé si alguna vez han sentido esa sensación de que en cualquier momento van a explotar por el calor que sienten agrupado en el cuerpo, pero justo ahora que me encuentro inclinada sobre lo que supongo es una mesa; pues la oscuridad que reina en la habitación no me permite apreciar si es algo más, yo si lo siento y la sensación se intensifica cuando quien que me tiene aquí inclinada pasa lentamente su mano desde mi nuca hasta terminar dándole un buen agarrón a mi trasero que me hace dar un respingo, la piel se me eriza cuando siento que muerde el lóbulo de mi oreja y tira lentamente de él haciéndome estremecer.
Siento que busca algo en mis piernas y no logro saber que es hasta que escucho cómo rasga mis bragas arrancándolas salvajemente de mis piernas y me sorprendo al darme cuenta de que eso en vez de molestarme me gusta muchísimo. Mis descubrimientos son interrumpidos cuando siento que mi espalda es recorrida lenta y pausadamente por una lengua juguetona que al parecer busca volverme loca y a medida que baja me voy dando cuenta a dónde pretende llegar, lo cual me pone cardiaca. Siento una respiración entrecortada muy cerca de mi sexo y me pregunto qué es lo que espera mi torturador para matarme de placer de una buena vez, y, al parecer él puede escuchar mis súplicas mentales pues siento que ataca salvajemente mi sexo chupando con desesperación para luego soplar encima de mi sensible clítoris sacándome un grito de placer. Creo que ya mis piernas no van a aguantar mi peso pues tiemblan desesperadamente; pero la persona que me tortura decide que es suficiente de juegos y asciende lentamente por mi espalda dejando besos apasionados.
Cuando pienso que me va a dejar así a medias y con la frustración latente siento como su mano se cuela de nuevo en dirección a mi clítoris y comienza a masajearlo pausadamente brindándome un gran placer, me siento enloquecer y a punto de estallar mientras que él sigue dándome besos hasta llegar a mi cuello y continua acariciando mi clítoris, después repentinamente me da la vuelta y siento que me toca de nuevo pero esta vez siento su torso musculado presionándose contra mis senos y cuando estoy en ese punto de no retorno acerca su boca a mi oído y escucho que dice lentamente con una voz ronca que reconozco al instante: —Dime pequeña traidora, ¿te gusta lo que te hago?... Luego de eso me encuentro con una mirada azul cristalina que hace que llegue mi tan esperado y aclamado orgasmo dando un alarido acompañado de palabras que ni yo misma sé cuáles son.
Siento que toda la energía es drenada de mi cuerpo mientras unos espasmos incontrolables me sacuden por completo, entonces me despierto sobresaltada mientras que intento controlar mi respiración agitada mirando en todas las direcciones de mi cuarto, dándome cuenta de que fue lo que sucedió… Por fin alcancé el orgasmo; me encuentro empapada y no solamente de sudor, me pregunto qué mierda acaba de pasar mientras miro que el despertador está a punto de sonar, por lo que decido apagarlo antes de que su sonido irrumpa en el silencio de la habitación que por el momento solo se ve interrumpido por mis jadeos y mi respiración descontrolada, santa mierda no puedo creer lo que acaba de pasar; en este momento creo que lo mejor será despejarme las ideas con un baño que limpie todos los fluidos que tengo entre las piernas y el sudor en mi cuerpo.
Luego de una larga ducha que me recompone de los estragos que ocasionó ese sueño que resultó ser más intenso que todos los que he llegado a tener, ya que por fin pude encontrar la liberación que tanto he estado anhelando, me tiro boca arriba sobre la cama y me permito pensar bien en lo que ha sucedido. Después de tanto he podido al fin llegar hasta el desenlace de lo que hasta ahora solo eran sueños frustrantes; pero con el precio de ponerle una identidad a la persona que se encargaba de la deliciosa tortura de la que era víctima en cada sueño, y ahí es donde el peso de mi conciencia cae sobre mí, solo que esta vez amenaza con aplastarme; no puedo creer que toda la frustración acumulada durante estos meses terminara desatándose así y es que aún me niego a aceptar lo que pasó, no puedo creer que terminé poniendo a Dylan como mi torturador personal. Maldición, tan solo conozco al tipo hace un día y eso que ni siquiera han pasado veinticuatro horas.
Me siento sobre todo ofendida con mi subconsciente, porque bastó con solo utilizar esa ronca y varonil voz, junto con el tacto de sus grandes manos y la visión de esos ojos cristalinos que me impactaron desde el comienzo y me deshice en miles de pedazos.copy right hot novel pub