Al día siguiente me despierto con el sonido de la alarma y me doy cuenta de que no tuve ningún sueño subido de tono, seguramente porque veré al nuevo protagonista de ellos dentro de unas horas; sacudo ligeramente la cabeza para ahuyentar los pensamientos que intentan invadirme y me dirijo a organizarme antes de que se me haga realmente tarde.
La mayoría de la jornada de trabajo me la paso con un vacío en el estómago que no hace sino crecer a medida que se acerca el momento de dirigirme a la radio, Cloe me informó en el desayuno que fue a la radio pero que no pudo coincidir con el señor Castillo por lo que lo único que hizo fue dejar una grabación que le hicieron mientras respondía a las preguntas que había dejado listas Dylan, así que no puedo decir que la tendré a ella para respaldarme en la reunión con el hermoso gigante, que se acerca cada vez más. Intento despejarme la mente corrigiendo el libro de “Luxus”, pero lo único que logro es imaginarme protagonizando todas las escenas eróticas que leo junto al señor Castillo; estoy leyendo por quinta vez un párrafo cuando el tono de recordatorios de mi celular suena anunciándome que es la hora de que vaya saliendo para la reunión, suspiro ruidosamente y le doy un repasada a mi aspecto antes de salir.
Al llegar al edificio donde queda ubicada la radio me sudan las manos por la ansiedad de volver a ver a Dylan, intento caminar con paso firme en cuanto estoy acercándome al puesto de la secretaria, después de saludarla cordialmente esta me indica que el señor Castillo ha dejado la orden de que entrara en cuanto llegara sin necesidad de anunciarme así que me dirijo a la gran puerta de madera para girar lentamente la perilla y antes de entrar a la oficina le doy una mirada acompañada de una sonrisa a la secretaria, la cual ella devuelve cordialmente.
En cuanto cierro la puerta detrás de mí puedo percibir en el aire un perfume de esos varoniles que te gustaría quedarte inhalando todo el día, luego mis ojos se topan con el dueño de ese aroma y sé con su sola mirada que hoy acabaré hecha papilla en el suelo de esta oficina.
—Señorita Brooks, que bueno volver a tenerla por aquí; eso sí, espero que esta vez venga desarmada —Me dice con ese tono de voz ronco y bajo que me hace estremecer mientras rodea su escritorio para dirigirse a donde me ha dejado clavada con su intensa forma de mirarme.
—Señor Castillo, ¿cómo le va? —Le respondo mirando al suelo e ignorando la indirecta por el ataque que le propiné con la tachuela hace dos días.
—Bien, claro que no tan bien como a usted porque déjeme decirle que se ve hermosa hoy, señorita Sophie —Me dice mientras coge mi mano y así como hace dos días deja un beso largo en ella mientras me mira fijamente de una manera que me deja hipnotizada. —He pensado que ya que vamos a trabajar juntos por un largo tiempo podríamos tutearnos, ¿qué te parece?
—Mmm sí, creo que está bien, así no será todo tan formal —Le respondo mientras él me conduce hasta una de las sillas que hay al frente de su escritorio para sentarme.
—Bueno, supongo que tu jefa de seguro te comentó que ya dejó las respuestas para la promoción del concurso que haremos en el programa de radio de mañana por la tarde.
—Sí, lo hizo así que lo que queda es organizar nuestros horarios para poder agendar próximas citas y reuniones, y, bueno para la promoción en la página web me dijeron que máximo en una semana estaba listo el anuncio oficial —Le respondo mientras saco la agenda de mi bolso para poder dejar todo por escrito.
—Me parece estupendo; pero tenemos un problema, Sophie —Me dice mientras mira alternativamente de mis ojos a mis labios lo cual me hace sonrojar e intento disimular bajando la mirada como si buscara algo en mi bolso.
—¿Y cuál sería el problema, Dylan? —Le pregunto mientras lo miro disimuladamente y descubro en su rostro que le gusta que lo llame por su nombre de pila, pues en sus labios aparece una sonrisa que parece de regocijo.
—Verás, la verdad es que es hora de almuerzo y no quiero morir por inanición ya que ni siquiera he desayunado… Así que dime, ¿quieres que almorcemos aquí o prefieres que te invite a comer a un restaurante cerca? —Su propuesta me deja fuera de balance, pues me esperaba un problema sobre el concurso o algo por estilo, no el hecho de que me invitara a almorzar. Qué vergüenza hubiera venido más tarde, no había pensado en que la cita coincidía con el horario de comida.
—Yo… la verdad no quiero molestar, ¿qué te parece si mejor te dejo para que almuerces mientras yo voy a alguna tiendita cerca y como algo ligero? —Le digo mientras recojo mi agenda para meterla en mi bolso e irme.
—Ni siquiera te atrevas a salir de esta oficina, Sophie; te dije que almorzaremos juntos y no discutiremos más del tema, así que está decidido comeremos aquí; llamaré a ordenar comida china a un local que prepara cosas riquísimas y ni si te ocurra discutirme, puedo ser muy persuasivo cuando quiero —Agrega cuando ve que voy a protestar dejándome muda cuando lo remata con una mirada intensa que me hace estremecer, bien, al parecer si almorzaremos juntos entonces.
Me dedico a mirar alrededor mientras él ordena por teléfono lo que será nuestro almuerzo y mi vista da con la hermosa biblioteca que me dejó alucinando la primera vez que vine aquí, como por inercia me dirijo hasta ella para mirar por encima los libros que hay; encuentro novelas históricas, de misterio, policiacas, hasta clásicos del romance de los más viejos, pero lo que más puedo ver son libros sociopolíticos; vaya con el gigante, al parecer le gusta mantenerse informado del mundo.copy right hot novel pub