Luego de sobrevivir a la mirada intensa que Dylan me da pasamos el resto del almuerzo hablando de cosas triviales hasta que a él se le despierta su lado curioso e intenta conseguir información sobre mí, todo lo que me gusta hacer y sobre qué trata mi trabajo. Yo intento darle los detalles más vagos que puedo pues no quiero que sepa mucho sobre mí; sobre todo me tengo que morder la lengua para no soltarle todas las preguntas que quiero hacerle sobre su vida y así conocerlo más, estoy tratando de convencerme a mí misma de que sólo debo tener una relación profesional con él, pues sé de antemano que si llego a conocer más sobre sus gustos y su vida en general, que mis sueños por las noches aumentarán y además empezaría a interesarme más de lo que ya lo hago en él y eso sería perjudicial para mi corazón. Y es que no, no debo interesarme personalmente en él, pues Dylan Castillo para mí es de esos hombres que llevan un letrero en la frente que dice en letra negrita: "Rompecorazones", así que lo mejor será dejarlo por la sana paz y resistirme a sus encantos… Y si, ni yo misma creo en el auto—sermón que me acabo de dar, bien sé que con una de sus miradas o sus sonrisas caeré rendida a sus pies hecha papilla.
Mis pensamientos son interrumpidos por su ronca y gruesa voz. —Bueno, en realidad puedo decir que ha sido de los mejores almuerzos que he tenido y sobre todo por la compañía —Me mira fija e intensamente haciendo que en mi estómago se desaten un montón de sensaciones, pero la más notoria es ese vacío que te hace sentir cómo la adrenalina recorre cada parte de tu cuerpo.
—De verdad muchas gracias, todo estuvo muy bueno, en serio —Le respondo ignorando su comentario y lo que causó en mí mientras empiezo a recoger las cosas que esparcimos por el escritorio en nuestro almuerzo, utilizo eso como excusa para no tener que mirarlo a los ojos, pero por lo visto él no se da fácilmente por vencido; pues lo siento acercarse lentamente a mi lado como si tuviera miedo de espantarme con algún movimiento brusco.
—Déjame que te ayude —Dice suavemente mientras yo intento evitar mirarlo, pero como toda buena curiosa cometo el grave error de mirar brevemente en su dirección quedándome totalmente pasmada al ver la forma en que me está mirando, pues no tiene esa intensidad ni sensualidad que he venido notando cada vez que me deja petrificada con sus miradas, sino que al parecer hay arrepentimiento en ella.
—Escucha Sophie —Me dice mientras me quita los recipientes que tenía en las manos. —Sé que lo que sucedió hace un rato te ha de tener confundida; pero no quiero que pienses que lo que hice fue porque haya querido dármelas de casanova, porque quiera que seas una conquista más o porque te vea como un juego —Me mira fijamente mientras alza la mano lentamente para luego meter delicadamente uno de los mechones de cabello que hay sueltos detrás de mí oreja; dejándome totalmente descolocada con ese gesto de ternura que se ve tan extraño en un hombre con un porte tan grande y musculoso como él.
—Dylan yo… yo no estaba pensando nada de eso, de verdad —Miento descaradamente esquivando su mirada mientras intento liberar mi mano de su agarre firme pero a la vez delicado.
—Escúchame, ¿sí?; y si luego de que te diga todo lo que quiero expresarte no estás interesada ni siquiera en volver a verme lo entenderé; pero solo dame la oportunidad de explicarte bien las cosas, por favor —Cedo a sus palabras llenas de súplica mientras asiento levemente provocando que él suelte un suspiro de alivio, para luego llevarme hasta uno de los sofás que hay en su oficina. Pienso que se va a sentar a mi lado; pero para mi sorpresa me hace sentar y luego se arrodilla frente a mi haciéndose un espacio entre mis piernas.
—Escucha Sophie, aunque suene muy trillado no soy un tipo que se interese mucho en las relaciones y no es porque prefiera aventuras pasajeras, sino porque me concentro siempre de lleno en mi trabajo, pero… Dios, fue verte recogiendo el desastre de los papeles la primera vez que nos vimos y no te imaginas lo que sentí, tú mandaste a la mierda el hecho de sólo querer concentrarme en el trabajo. Y el hecho de que después de darme mi merecido con lo de la tachuela, porque sé que lo merecía, te aparecieras por la puerta de esta oficina toda sonrojada y con la mirada de una niña atrapada en plena travesura, fue como no sé… una señal divina o algo así diciéndome que lo que sentí no fue algo del momento o solo una sensación pasajera, que fue algo real, y sé que estoy sonando como un loco por decirte estas cosas pero de verdad quiero conocerte. Realmente hace un rato sólo me dejé llevar por lo que me provocas; yo quiero demostrarte que voy en serio con lo que te digo, así que para demostrártelo me gustaría que aceptaras ir a una cita conmigo; ¿qué me dices?
Creo que estoy en shock con todo lo que dijo; eso fue como una declaración y no sé si pellizcarme para despertar del sueño en el que creo que estoy o simplemente quedarme mirándolo como idiota, él oficialmente acaba de proponerme ir a una cita y yo no le he dicho nada. Me ordeno mentalmente reaccionar para poder decirle que me encantaría y que ya me he aprovechado de él mentalmente; aunque, bueno, lo mejor será omitir la última parte ya que no quiero que levante una orden de restricción en mi contra.copy right hot novel pub