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(COMPLETO) Las Crónicas de Aralia (1): Gemelos de sangre

LXV

Kenzye

Todo el Mundo Mágico llevaba buscando a su Guardiana desde hacía días, desde el momento en que desapareció. Las Cortes habían empezado la búsqueda por el mundo humano y las criaturas del Mundo Mágico habían registrado este sin descanso. No habían encontrado nada que pudiera llevarlos hasta la híbrida. Conforme el tiempo pasaba, Tabak y los compañeros de Karintia se desesperaban más.

Hasta que aparecieron ellos: Azael, Ángel, Teresa y... Mateo. Al principio sonreí al ver que mi amiga se encontraba bien y parecía no tener ni un solo rasguño, pero luego mis ojos se desviaron hacia el lobo. Apenas lo había reconocido, pero sabía que era él. Tenía el cabello castaño, los ojos marrones, el cuerpo bien formado, brazos fuertes... Sus ojos se encontraron con los míos durante un instante, pero los dos apartamos la mirada rápidamente. Supongo que me llevaría algo más de tiempo. Aun así, había algo extraño dentro de mí, algo que me facilitaba reconocerlo a él como a una persona importante, como a mi compañero. Mi corazón parecía latir como un loco en mi pecho cuando estaba en su presencia. No obstante, mi mente humana se oponía con fuerza a que aquello realmente estuviera sucediendo. Algo en lo que tendría que trabajar.

Y entonces apareció ella: la misteriosa chica salida de la arena. Y allí estaba, con su cabello rubio medio largo y liso, sus ojos marrones, su piel más o menos blanca y una postura relajada. Como si no hubiera sido creada por un torbellino de arena. ¿Sería alguna bruja? Me acordé entonces de los genios típicos de las lámparas. Si frotas una, un genio sale y te concede tres deseos. ¿Sería una genia? ¿Dónde estaba su lámpara?

—¿Quién eres tú? —increpó Tabak, quien ya había tenido suficientes sorpresas por ese día.

—Una amiga —respondió ella con voz tranquila.

—Los amigos no nacen del polvo —indicó Lucian, haciendo alusión a la forma en que ella había aparecido ante nosotros—. ¿Qué eres? ¿Y por qué quieres ayudarnos?

La mirada de la chica se desvió hacia él con calma y deduje que o bien era una criatura poderosa, cosa que no aparentaba ser, o estaba en paz con la muerte. Porque nadie podía mostrar semejante tranquilidad frente a aquel grupo de entes mágicos.

—Para hacer que la Guardiana regrese y proteja ambos mundos —respondió, como si fuera obvio—. Yo soy una de las criaturas que habitan en el Mundo Mágico y me apetece tan poco como a vosotros que Jared la tenga cautiva.

Su explicación pareció relajar el ambiente. No obstante, por la mirada inquisitiva de Azael, sabía que no iba a dejarlo pasar.

—¿Qué es lo que eres? —le preguntó con curiosidad.

—Soy una criatura muy corriente a la que le han sucedido cosas extrañas —sonrió levemente—. Lo siento, pero no hay tiempo para historias. Debemos sacar a Karintia de las garras de Jared antes de que su obsesión le haga daño. Si es que no lo ha hecho ya…

—¿Qué tipo de daño? —juraría que Adrien estaba dispuesto a lanzarse contra ella con tal de sonsacarle la información más rápidamente.

—¿Prefieres que te lo cuente o que empleemos este precioso tiempo para rescatarla? —ella alzó una ceja.

—Por muy desesperados que estemos —intervino Tabak dando un paso hacia ella—, no esperarás que nos fiemos de tu palabra sin saber nada de ti, ¿verdad? No somos tan ingenuos. O nos sentamos tranquilamente y nos cuentas todo, o te arrestamos hasta que encontremos esa información por nuestra cuenta.

La muchacha apretó la mandíbula, supongo que algo molesta por la situación. Pero no habría creído en serio que Tabak la seguiría allá donde ella le guiara, ¿verdad? No después de que Teresa y Lidia cayeran en la trampa de Jared, al menos. Esto podría ser otro tipo de engaño.

—¿Hablamos aquí o prefieres entrar y sentarte? —cedió la recién llegada.

—Vayamos arriba.

Todos los presentes permitieron que ella y Tabak fueran los primeros en caminar hacia las escaleras, de modo que actué del mismo modo. Quizás pudiera acercarme a Teresa y preguntarle, aunque por la mirada de Ángel no sabía si es sería posible.

Cuando la desconocida pasó por el lado de Tabak, le dijo algo en un susurro, aún consciente de que los demás podían escucharla, incluida yo.

—Cada minuto es valioso, Tabak Neisser. El tiempo es un elemento curioso y al mismo tiempo peligroso.

El vampiro no le hizo mucho caso y aguardó a que ella comenzara a subir las escaleras para ir detrás. Una vez en el salón, la mayoría se acomodó en los sillones y sofás que había en la sala, a excepción de Lucian y Azael quienes prefirieron permanecer de pie. Yo aproveché para sentarme al lado de Teresa y así poder abrazarla y dedicarle una sonrisa bajo la atenta mirada de su compañero. Mateo se sentó frente a nosotras, provocando que mi cuerpo se tensara. Traté de concentrar la mirada en mi amiga, quien me dirigía sonrisas traviesas de las que yo ya intuía el significado. Aun así, mis ojos se acabaron desviando hacia Mateo más veces de las que estaba dispuesta a admitir. Pero me alegró comprobar que él tampoco podía quitarme los ojos de encima.

Una vez que todos estuvimos acomodados, nuestra atención se centró en la chica extraña que yacía en el centro de la sala mirando hacia Tabak.

—Contaré una versión resumida, dado el tiempo del que disponemos y la urgencia de la situación —decidió ella—. Si queréis más detalles de los que voy a proporcionar tendrá que ser después. Me llamo Arianne y soy una vampiresa.

—¿Una vampiresa? —inquirió Lucian, anonadado—. ¿Y cómo es que pudiste convertirte en arena? ¿Eres de Ákaton?

—Responderé a todas esas preguntas en el orden en el que yo cuente la historia —replicó ella con calma—. Bien, mis padres son vampiros, pero se fueron al mundo humano a vivir sus vidas de una manera un poco más.copy right hot novel pub

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