Modo oscuro
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(COMPLETO) Las Crónicas de Aralia (1): Gemelos de sangre

LXVI

He de reconocer que ya estaba un poco más tranquila. Seguíamos siendo prisioneras de Jared, de eso no cabía duda, y el vampiro seguía tomando mi sangre. No sabía cuántos días llevábamos así y la verdad es que debería haber llevado la cuenta. ¿Cuánto le faltaba a Jared para lograr la inmortalidad que tanto deseaba? ¿Cuánto me quedaba de vida? Preguntas interesantes de las que me habría gustado tener la respuesta.

Mi consuelo era que Karintia hubiera entrado en razón y hubiera trazado un plan para librarnos de Jared de una vez por todas. Con la llegada de Karma a aquella casa, la híbrida sonreía más y la pantera le daba fuerzas para seguir adelante. La notaba un poco triste, pero ella insistía en que no quería preocuparme. Yo tenía la sensación de que echaba de menos a los suyos, temía por sus vidas y además estaba algo compungida por no poder utilizar sus poderes. Seguramente nunca había pasado tanto tiempo siendo "humana".

Jared no la dejaba tranquila. Estaba siempre pendiente de ella, observándola con deleite sin querer perderla de vista. Se me asemejaba bastante a un acosador de película. Estaba obsesionado con Karintia y parecía que cada vez iba a más. Sabía que la híbrida era fuerte y que no debía temer por ella, pero no podía evitarlo. Aun teniendo sus poderes, no podía usarlos, así que estaba igual de indefensa. Se encontraba a merced del vampiro... lo cual era terriblemente preocupante.

Un día, no sé cuál porque como ya he dicho no llevaba la cuenta, me desperté y fui rápido a desayunar para poder volver al lado de Karintia. La noche anterior Jared me había echado de malos modos e incluso había obligado a Karma y a Kiriat a abandonar la habitación de la híbrida. De modo que desayuné lo más rápido que pude y volví a subir las escaleras de dos en dos para poder estar con ella. A mí me animaba su compañía y yo esperaba que la mía le resultara gratificante también.

Normalmente, cuando entraba en la habitación de Karintia siempre la encontraba en compañía de Karma y Kiriat, ya aseada y vestida y con una sonrisa en su rostro que me hacía creer que todo iba a ir bien. Pero aquella vez no fue así.

Me encontré a la pantera y al tigre fuera, en el pasillo. La puerta de la habitación de Karintia estaba cerrada y Karma no podía dejar de caminar de un lado a otro, nerviosa, mientras Kiriat la miraba sentado. Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo. No me gustaba un pelo la situación. ¿Qué estaba pasando? ¿Karintia estaba bien?

Entonces la puerta se abrió, haciendo que me girara para descubrir qué era lo que había pasado. Y allí estaba Jared, con una sonrisa ladeada que reflejaba a todas luces su victoria. ¿Pero victoria en qué sentido? ¿Qué había hecho? Porque, fuera lo que fuera, no podía ser bueno.

Me miró, volvió a sonreír y se alejó por el pasillo con las manos en los bolsillos. Karma lo miró con lo que me pareció una mirada de odio profundo y tardó medio segundo en entrar en la habitación. Kiriat y yo nos miramos y él fue el siguiente en entrar. Después, respirando profundamente e intentando controlar mi corazón acelerado, entré.

No sé qué esperaba encontrarme ni qué pensar. Solo vi a Karintia enrollada en una sábana y agachada para acariciar a Karma mientras sonreía levemente. No me moví, no pude articular ni una palabra. La híbrida se levantó y entonces pude ver que tenía los ojos anegados en lágrimas, pero se mantenía estoica con una pequeña sonrisa en la cara, aparentando que todo estaba bien para no hacernos sufrir a nosotros.

—Voy a ducharme —su voz sonaba extraña, más ronca, quizás—. Enseguida estoy con vosotros. No os preocupéis.

Y dicho esto, caminó hacia el baño y cerró la puerta. No pude sino sonreír y admirar su fortaleza y su valentía. De verdad deseaba ser como ella en algún tiempo futuro. Pero que fuera fuerte no significaba que tuviera que afrontar todo ella sola ni que fuera indestructible.

Los tres nos esparcimos por la habitación, esperando pacientemente a que ella saliera del baño. Mientras tanto, no podía evitar formular hipótesis sobre lo que había pasado aquella mañana. ¿Por qué Jared estaba dentro con Karintia? ¿Por qué no había dejado entrar a los dos animales? ¿Por qué la híbrida estaba desnuda?

Y, lógicamente, todas aquellas preguntas me llevaron a pensar en una idea atroz. El corazón me dio un vuelco de solo pensarlo. ¿Era posible? ¿Jared podría haberle puesto las manos encima a Karintia? Si lo hubiese intentado, ella no habría podido utilizar la magia para evitarlo puesto que no podía correr el riesgo de delatarse. De modo que la respuesta a mi pregunta era sí, Jared podría haberla violado aquella noche.

Antes de escandalizarme y sacar conclusiones precipitadas, decidí respirar hondo una vez más y esperar a que Karintia saliera del baño. No tardó mucho y cuando lo hizo ya no había signos de tristeza en su rostro, sino solo una estoica determinación.

—Estoy lista —anunció con una pequeña sonrisa—. ¿Os apetece sentaros en la cama?

Karma fue la primera en dar un salto y acomodarse en ella mientras miraba a la híbrida fijamente, seguramente pidiéndole explicaciones. Kiriat simplemente se sentó en el suelo, mirando a la pantera, y yo caminé hasta una de las esquinas de la cama y me senté en ella. El corazón se me iba a salir del pecho.

—¿Qué ha pasado? —formulé en voz alta la pregunta tan deseada—. ¿Qué te ha hecho?

—Nada, no ha hecho nada...copy right hot novel pub

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