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(COMPLETO) Las Crónicas de Aralia (1): Gemelos de sangre

LXXV

Liccssie. Un remolino de emociones llenaba mi mente cuando escuchaba ese nombre. No sabía qué pensar sobre ella ni cómo actuar. Nuestros últimos encuentros habían sido bastante… civilizados. No obstante, todavía recordaba con temor mi vida en aquel orfanato. Costaba creer que realmente fueran la misma persona.

Las puertas de la gran sala del trono se abrieron lo justo para dejar pasar a los dos guardias encargados de escoltar a la acusada. Liccssie avanzaba con la cabeza alta, los hombros hacia atrás y porte recto, como un miembro de la realeza. Se mostraba orgullosa, pero sus ojos destellaban con algo parecido a la prudencia. Estaba segura de que no querría correr el mismo destino que Jared y hablaría para intentar arreglar las cosas, pero era muy difícil.

La sentaron en el mismo sitio que a Jared. Todos la miraban con curiosidad y algunos incluso sonreían ante su porte orgulloso. Solo yo entendía lo que de verdad estaba pasando por su cabeza y me di cuenta de que era la única que realmente la conocía en aquella sala. Yo y... Karintia. Estaba segura de que la híbrida ya habría leído sus pensamientos y sabría todo lo que había hecho la vampiresa por Jared y también el porqué. Quizás la híbrida pudiera ayudarla.

—Liccssie Brennant, uno de los miembros de más alto nivel entre los reclutas de Jared —empezó Tabak esta vez—. Convertida por un desertor a sus veintitrés años de edad. Se mostró fiel a Jared desde el primer momento y luchó duramente para alcanzar su puesto. Amante del vampiro, llevaba a cabo toda sus órdenes y deseos sin importar los juicios de moral. Retuvo a mi compañera y se divirtió torturándola de maneras horribles, al igual que otras humanas antes que ella. Ayudó a Jared a hacerse con Karintia y a intentar encontrar al gemelo de sangre que haría que pudiera retenerla eternamente.

—¿Cómo se declara ante estas acusaciones? —le preguntó Karintia a la vampiresa.

Liccssie levantó un poco más la cabeza antes de responder:

—Culpable —su resolución no me asombró, pero pareció coger a otros desprevenidos.

—¿Deseas llamar a alguien para que hable a tu favor o defenderte de alguna forma?

—No hay nadie que pueda hablar por mí —aseguró.

—Pido permiso para hablar.

Todos se volvieron para mirarme, atónitos. Incluso Tabak parecía sorprendido. Aunque lo cierto era que ni siquiera yo había reconocido mi voz como propia, puesto que ni siquiera sabía que estaba planteando hacer algo como aquello. No obstante, sabía que era lo correcto y Karintia pareció entenderlo, asintiendo levemente en mi dirección.

Mientras avanzaba un poco para que todos pudieran verme y oírme sin problemas, a pesar de que eran vampiros, me surgían las dudas. ¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba segura de lo que iba a hacer? ¿Qué iba a decir? No lo sabía. Solo quería ofrecer otro punto de vista sobre Liccssie que no fuera aquel.copy right hot novel pub

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