Modo oscuro
Idioma arrow_icon

(COMPLETO) Las crónicas de Aralia (2): Reina

LXX

Oscuridad. Muchos no saben cómo definirla. La mayoría diría que es la ausencia de cosas, que es la nada, la pérdida incluso de la luz. Sin embargo, yo nunca lo había creído así. La oscuridad es la cuna de los peores horrores del mundo, de cosas tan horripilantes que nadie quiere que se muestren a la luz del brillante día. Era el escondite de los monstruos de aquellos cuentos de miedo que a todos los niños nos narran por las noches para que nos portemos bien, pero también de los asesinos, de los ladrones, de los violadores… Para mí, la oscuridad albergaba los gritos de las mujeres que nunca habían podido alzar su voz, de los niños que habían tenido que agachar la cabeza ante verdaderas atrocidades, del temblor de los cuerpos de los homosexuales con miedo a pasear por las calles del mundo.

Y a pesar de todo esto, yo me había sumergido en ella tantas veces como días había vivido. Y siempre volvía a la luz. Pero en aquel momento, en aquel mismo instante, me encontraba en una oscuridad tan negra como el diablo, si es que este existía. Fue la primera vez que tuve realmente miedo. Miedo a no volver, miedo a perderme en ella, miedo a no saber regresar, miedo…

La oscuridad fue sustituida por sombras, manchas negras que representaban mis peores pesadillas, mis experiencias más escalofriantes.

Me vi a mí misma con Axel, la primera vez que hablé con él. Tan serena exteriormente y por dentro tan perdida, tan asustada, tan inquieta.

Me vi conociendo a Alec y a Chris, con aquellas sonrisas traviesas en sus rostros, con sus ojos tan vivos… Y luego los vi morir delante de mí, como si realmente los hubiera matado yo.

Me vi acercándome a Kendall como un ciervo se acerca a un león. Me vi sonriéndole y yo vi su sonrisa. Después, sufrí la pérdida, sufrí el no saber dónde estaba, el no saber qué le había pasado… Y el dolor de pensar que había muerto, que lo había perdido… para siempre.

Me vi viviendo con Eiden, riendo, enamorándome más a cada minuto que pasaba a su lado sin comprender por qué. Me vi en los columpios como si fuésemos dos niños pequeños, como si el mundo no fuera a acabarse jamás, como si todo fuera a ir bien… Y me vi aterrorizada por él, sufriendo las convulsiones y los miedos de mi cuerpo por culpa del suero azul. Vi sus ojos dolidos, su rostro compungido por mí.

Me vi eligiendo ropa con Kayla, discutiendo, tratando el tema de Axel. Y la vi ensangrentada, con las muñecas abiertas y sus ojos casi vacíos mirándome, dedicándome sus últimas palabras. Un ruego que yo no sabía si podría cumplir.

Me vi entrenando con Axel, rebatiendo sus argumentos, rebelándome contra él y sus ideales, sonriendo, sintiendo cómo se iba colando cada vez más en mi corazón. Y me vi creyéndome traicionada por él, lo vi morir delante de mis ojos, sin poder hacer nada… Jamás llegaría a escuchar lo que había intentado decirme, aunque yo lo supiera.

Un profundo dolor en mi pecho me inundó, y yo lo recibí como si de un viejo amigo se tratara. Era el sufrimiento de la separación de Eiden, de no poder verlo, de no poder estar con él… Supuse que tenerlo cerca, como ocurría en aquellos momentos, no servía de mucho. Tenía que tocarlo, sentirlo, abrazarlo… Y nada de eso sería posible mientras mi cuerpo obedeciera las órdenes de Joel.

De modo que permanecería allí, en la más absoluta oscuridad, hasta que la crisis remitiera y cobrara el sentido de nuevo.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio