Modo oscuro
Idioma arrow_icon

(COMPLETO) Las crónicas de Aralia (2): Reina

LXXI

Cuando abrí literalmente los ojos me encontraba tumbada en el suelo, observando el techo de la sala del trono en la que estábamos. A mi derecha, de cuclillas y con el ceño fruncido, se hallaba Joel.

—Al fin despiertas —comentó.

Mis ojos se desviaron hacia otra parte y luego regresaron a los del cazador.

—He estado inconsciente casi una hora —mi voz sonaba igual de mecánica—. Mi cuerpo se ha recalibrado. ¿Cuál es tu siguiente orden, Maestro?

Comencé a moverme hasta levantarme del suelo, acto que imitó Joel.

—Quiero saber qué es lo que te ha ocurrido —exigió—. ¿Por qué has fallado?

Fallar… Como una simple máquina, como un mecanismo que se estropea y deja de funcionar. En eso me había convertido yo. Deseaba con todas mis fuerzas mirar a Eiden y suplicar ayuda, aunque solo fuera con una mirada. Pero entonces recordé el extraño sueño que había tenido. Mi vínculo con el lobo me había dado un respiro de mi esclavitud, pero no era lo suficientemente fuerte como para romper aquella maldición. Sin embargo, aquel ser me había dicho que había algo que sí podía hacerlo. Solo tenía que abrir los ojos… ¿Cómo?

Quise morder mi lengua, no explicarle al cazador qué era lo que me había sucedido, pero mis labios se movían sin que yo pudiera hacer gran cosa por evitarlo.

—Cada cierto tiempo mi mente sufrirá un lapso debido al vínculo establecido con Eiden —le informé.

—Rompe ese vínculo.

El corazón me dio un vuelco y pensé, aunque solo fuera por un momento, que iba a dejar de latir. Claramente, no se trataba de mi corazón literalmente, puesto que este seguía bombeando sangre de manera constante y sin alteraciones. La pregunta era: ¿podía romperse el lazo entre Eiden y yo?

—Me temo que es imposible, Maestro —el alivio me inundó por completo—. Es algo irrompible.

—Al igual que nuestro contrato —asintió—. Bien, en ese caso solo hay una manera de terminar con esta tontería.

Joel dirigió su mirada hacia Eiden. En el fondo, aunque no quisiera admitirlo, yo sabía lo que iba a pasar. Aun así, no estaba preparada para escucharlo.

—Mata al lobo.

Recé con todas mis fuerzas, suplicando a cualquier dios, si es que existían, para que mi cuerpo se mantuviera inmóvil, pero nadie pareció escuchar mis oraciones. Con la mirada clavada en Eiden, mis piernas me acercaron cada vez más hacia él.

—¡No! ¡Espera, detente! —gritó Kendall—. ¡La matarás a ella en el proceso!

—Tu suposición es errónea, cazador —sonrió Joel mientras yo casi había alcanzado a Eiden—. Aunque ya no sé si debería llamarte así.

—¡Él tiene razón! —fue Eiden quien habló—. El vínculo establecido entre mates es demasiado fuerte. Nicole no sobrevivirá a eso.

Mis manos se dirigieron a la garganta de Eiden y, con fuerza sobrehumana, lo agarré para apartarlo del resto del grupo. El lobo forcejeaba contra sus ataduras, pero todo era en vano.

—Esa parte de Nicole ha dejado de existir.

—¿Entonces por qué se colapsa su mente? —intervino Víktor—. Nicole realmente necesita a Eiden. No es un capricho de su cerebro, de su alma.

—Ella es mucho más fuerte ahora. Resistirá.

Volví a sujetar a Eiden por el cuello, dispuesta a terminar con su vida.

—Nicole, por favor… —sus ojos se clavaron en los míos—. No lo hagas…

Mis dedos comenzaron a apretar, cada vez más y más. Por dentro, mi alma entera lloraba. Perder a mi pareja de vida ya era duro de por sí, pero jamás podría llegar a perdonarme el haber sido yo quien acabara con su vida. A partir de aquel momento, mi destino quedaba sellado con la muerte… para siempre.

Un golpe seco en mi espalda me hizo caer, algo que me sorprendió bastante, puesto que mi cuerpo se había convertido en un arma de guerra prácticamente invencible. Cuando alcé la mirada, descubrí a Tyler sonriendo, mostrando sus colmillos de vampiro.

—Lo siento, querida —me dijo—, pero no iba a permitir que cometieras el mayor error de tu vida.

Dirigí mi mirada hacia los demás, ya que por el rabillo del ojo había detectado movimiento. Al parecer, el vampiro se las había ingeniado para desatar a varios cazadores, Víktor y Kendall entre ellos. Joel ardía de furia.

—¡Mátalos! —me ordenó—. ¡Mátalos a todos! ¡No quiero que quede ninguno con vida!

—¡Tyler! —gritó Eiden, llamando su atención—. ¡Ahora!

El vampiro asintió, pero no pareció hacer nada. Mi cuerpo reaccionó a la nueva orden de Joel y entonces comprendí que posiblemente no tuvieran la menor oportunidad de vencerme. Había adquirido nuevas habilidades y mis debilidades parecían haberse eliminado junto con mi libre albedrío.

Me dirigí a toda velocidad hacia Tyler, supuse que por haber sido el que había impedido la orden anterior de mi “maestro”. Sin embargo, su velocidad era bastante mayor que la mía. No podría atraparlo así como así a menos que agotara sus fuerzas o cometiera un error.

—Deberíais convertiros —Víktor hablaba con Kendalll y Eiden—. Seréis menos vulnerables de ese modo.

—Sí, pero podríamos dañarla a ella sin querer —intervino Eiden.

En ese preciso momento, mi cuerpo se movió rápidamente para atrapar a uno de los cazadores e inmovilizarlo contra el suelo. No obstante, sus compañeros, junto con algunos vampiros, consiguieron liberarlo antes de que acabase con él (¡menos mal!).

—Deberías preocuparte más por tu seguridad que por la de ella, amigo —le aconsejó Víktor al lobo—. No tiene pinta de que vaya a ser fácil tocarla.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio