Zahir, caminaba a sus habitaciones, con los labios contraídos, intentando controlar la ira que corría a través de sus venas.
¡Tenía que aparecer él, precisamente ahora!
Cruzo a la izquierda, adentrándose en la antesala del pasillo que lo llevaría a sus aposentos, necesitaba descansar y librarse del agudo dolor de cabeza que lo estaba torturando.
Al entrar al pasillo que lo llevaría a sus aposentos, fijó la vista en la escena que se llevaba en aquel lugar, contrajo los labios para evitar que un improperio saliera de su boca.
Allí estaba ella. . . besando a aquel hombre, sumida en sus brazos, entregada al placer que él le brinda.
Le responde con tanto ardor, como él mismo se entrega. Frunzo el ceño, no estoy dispuesto a perderla, claro que no. Ivette Cooper, será mía.
Cierro las manos hasta convertirlas en puños, y camino por el pasillo lo más erguido que puedo, no tengo que devolverme, ni desviarme de mi camino, a fin de cuentas, Palacio es mi casa. Al pasar junto a ellos digo un;
-Siento interrumpir- y sigo de largo, sin siquiera verlos. Hasta entrar a mi habitación, ubicada al final del pasillo.
Ivette, se encontraba concentrada y perdida en el beso que James, le daba y aunque unos persistentes ojos grises, buscaban colarse en sus pensamientos, ella cerraba los ojos intentando enfocarse en los azules ojos de James. . . era él, era James, quién la besaba.
-Siento interrumpir- escuchó la profunda voz del Príncipe y se tensó, abriendo los ojos rápidamente. James, también los había abierto en el mismo momento en que terminó el beso. Ambos se giraron hacia El Príncipe, que siguió su camino muy erguido y orgulloso con la espalda tensa y sin girarse en ningún momento hacia ellos, hasta que llegó al final de pasillo abrió la puerta de sus habitaciones y la cerró.
-Rayos- dijo James, riendo mientras se pasaba una nerviosa mano por el cabello- eso fue algo vergonzoso.
-No te preocupes- le dijo Ivette, con una sonrisa- entra y descansa, nos veremos más tarde- y así se alejó rápidamente intentando ocultar el intenso rubor que cubría sus mejillas.
¡Los había visto besándose!
¡Qué pensaría ahora de ella?, ¿Qué era una cualquiera?
Pensó algo turbada, luego respiró rápidamente para tranquilizar su respiración. Mientras se encogía de hombros, que pensara lo que quisiera.
A fin de cuentas, él era un mujeriego y su opinión no le importaba. . . o al menos eso quería creer.
Quince minutos más tardes Zahir seguía furioso, dos golpes en su puerta le hicieron gruñir;
-¡Adelante!- quién entró fue Maishea, con sus hermosos ojos llenos de brillo.
-¿Me mandó a llamar, Alteza?
-Así es Maishea, quiero que me prepares un baño, eso si que tenga las fragancias y escancias que siempre les pones. . . necesito relajarme.
-¿Solo un baño, mi señor?- le preguntó con voz seductora.
-Sí, al menos por ahora.
Se introdujo en la enorme bañera, con un suspiro, mientras su desnudo cuerpo era engullido por el agua tibia, y la pícara mirada de Maishea, seguía el movimiento de su Príncipe. Con sigilosos movimientos se acercó a la bañera, mientras El Príncipe, cerraba los ojos y recargaba la cabeza en el borde, con un suspiro. Realmente no sabía lo que esa mujer ponía en el agua, según decía eran plantas y esencias usadas por su abuela, lo cierto es que parecían milagrosas, porque el cuerpo se relajaba de una manera estupenda.
Zahir, sintió como esas pequeñas manos, le echaban agua en el pecho, mientras lo acariciaba con sutileza, llevó las manos a los hombros y comenzó a darle un suave masaje, tocando con precisión los puntos de presión en su cuello.
-Está bastante tenso, Alteza.
-Así es. . . – fue lo único que respondió, mientras cerraba los ojos y la imagen de Ivette, volvía a su cabeza. ¿cómo se atrevía a besar a otro así?, cuando sus manos y labios le habían acariciado, sin duda alguna era una descarada.
Sintió que las manos abandonaban su cuerpo y después de algunos minutos, la escuchó entrar al agua, no necesitaba abrir los ojos para confirmarlo.
-No Maishea, el día de hoy no tendremos fiesta.
-Pero.copy right hot novel pub