“¿Qué harás ahora Nina?”, preguntó Biel .
¡Espera!
¿No me había preguntado eso ya?
Le lancé una mirada seria, harta, redundante.
Él subió las manos hasta la altura de su cabeza como cuando la policía suele gritar: “¡Manos en alto!”.
Lo sé, lo había experimentado aquel día en que la policía llegó a mi casa con una orden de arresto por una denuncia que Biel había interpuesto en mi culpa.
En realidad, si era mi culpa.
Yo había incendiado su mansión en Los Ángeles.
En mi defensa, ellos bien se lo merecían. Además, ellos tenían mucho mas en juego que yo.
No pensé que me denunciaría por el incendio cuando yo podía cantar como un pajarito sobre las drogas, las violaciones, el maltrato y casi asesinato triple. Poco después lo del secuestro de una ciudadana americana.
Tenía pruebas de ello, proporcionadas por el paparazzi loco y acosador de LiesAngels. Que al parecer tenía una obsesión mas secreta y profunda por mi persona.
Sin él, jamás habría llegado a la conclusión de que Stella continuaba con vida.
Teylor si recordó que su pellejo estaba en peligro conmigo en la cárcel.
Biel en cambio se hallaba obsesionado por alejarme de Cameron y del mundo en si en una ahogada venganza por haberlo dejado… al menos eso creo.
Suspiré, recordé lo que sucedió tras mi salida de la cárcel.
Biel estuvo allí y Jean también.
Biel intentó asesinarme una vez mas, aun a las puertas de un lugar lleno de policías. Y Jean, mi ángel guardián, estuvo allí para salvarme… una vez más.
Para aquel momento, yo ya tenía una relación con Cameron; pero ese día, él me besó.
De solo recordarlo el corazón se me quería salir del pecho y me costaba respirar.
Ese solo fue el primer de muchos besos que me robaría a través de los años, al menos hasta que se casara con su novia.
Para cuando me llegó la noticia del divorcio de Jean, no podía parar de reír, reí como una psicópata al menos por una hora, cambié de color al menos unas treinta veces y necesité mucho tiempo para recuperarme.
Fue una reacción que simplemente no pude controlar.
Y me hizo sentir fatal.
El divorcio no era nada de lo cual debías reírte.
Sin embargo, esos ojos verdes, se habían apoderado de mis emociones y las controlaba a su antojo.
¡Uau!
Por un largo tiempo, durante mi estatus de matrimonio-casi-pero-no-perfecto-pero-si-hermoso con Cameron, llegué a olvidarme de él y de la manera en la que ponía mis nervios a competir.
No obstante, con el tiempo, brotó de nuevo y ahora revivía esa locura bipolar.
Me sentía demasiado vieja para ello.
La inmadurez no iba con una madre de diez hijos; aun tenía que tomarme el tiempo de contarlos y separar cuales eran los que realmente había parido.
Los amo a todos por igual que el numero y la procedencia de matrices no importa.
Ahora volvía a sentirme tan adolescente como mis propios hijos. Aunque algunos ya fueran adultos y otros aun cruzaran la primaria.
Faltaba un largo camino por recorrer, muchos permisos y reuniones de padres a las cuales asistir.
Boletas, notas y castigos que corregir.
Quien dijera que mi vida era simple ahora, estaba realmente equivocado.
“A veces daría lo que fuera por saber que pasa por tu mente”, dijo Biel.
Yo continuaba ignorándolo, esquivando sus preguntas, respondiéndole con odio.
¿Realmente era necesario?
Allí, en ese momento, volví a sentirme una adolescente enojada por su ex novio.
Aunque Biel no estaba muy lejos de ser un ex novio adolescente fastidioso.
“No lo sé Biel, simplemente, todo se terminó”, respondí al fin.
¿QUÉ HARÍA YO CON MI VIDA?
Apenas podía entender la pregunta.
No sabía la respuesta.copy right hot novel pub