Por donde fije la mirada están esos rostros curiosos, es que el fuerte sonido y las luces de la sirena de las patrullas se hicieron para eso, para hacerse notar. Voy escoltado de unas cinco patrullas más, estoy esposado y sentado en los asientos traseros del auto, frente a mí está esa malla que impide ejecutar cualquier ataque que se me pueda venir a la mente en contra de esos dos policías que van adelante, pero soy realista, no tengo el coraje suficiente, soy el más débil de la familia y creo que eso lo sabe mi secuestrador. Solo me queda esperar llegar a la jefatura metropolitana de policías y esperar por la aparición de Delancis... Pero algo no anda bien, justo acabamos de pasar frente al edificio, las otras cinco patrullas se detuvieron frente a la estación, pero nosotros nos fuimos de largo y no veo en el conductor intención alguna de reducir la velocidad.
—Señor policía..., no sé si es que usted es nuevo en Kingston, pero acabamos de pasar la jefatura metropolitana.
—Lo sé, llevo años aquí, señor Hikari —lo dice viéndome misteriosamente desde el retrovisor central del auto.
—¿A dónde me lleva? —estoy entrando en pánico, no es un mal presentimiento, es un hecho que estoy en problemas. Los dos policías no me han respondido, solo se han echado a reír.
Aquí solo hay árboles y grandes campos y, a donde quiera que mire, solo hay oscuridad. Vamos avanzando por una zona sin tráfico, no vienen autos ni tampoco van. No sé qué tienen en mente, si fuera un secuestro por lo menos intentarían vendarme los ojos, ya que cualquiera puede reconocer esta carretera. Queen's, por aquí se da al club de golf donde asiste el tío Yonel.
—¡¿Para quiénes trabajan?!, ¿para los Diamond... o los Paussini? ¡Maldición, respondan!
Viene acercándose un auto de frente, y desde el carril opuesto ha hecho cambios de luces. Aún no se me ocurre qué puede estar pasando; ambos autos se han detenido y los dos policías han bajado del auto. Trato de escuchar lo que pueden estar hablando, pero no..., es imposible. ¡Un momento!, esos chicos han bajado del auto y tienen puesto sobre sus cabeza unos pasamontañas. ¡Justo ahora vienen caminando hacia mí!
—¡Ey! ¿¡Ustedes quiénes son!? ¡Suelten...!
Recupero la conciencia poco a poco... Siento como si me hubiera caído cuesta abajo por un rocoso acantilado. Estoy mareado y no puedo caminar, me llevan arrastrando los pies rumbo hacia alguna dirección. Mi vista está muy borrosa, a penas logro distinguir las luces blancas, foco tras foco que llevan a una celda. ¿Una celda?... No puedo comprobarlo ya que rápidamente me vendan los ojos.
—¡Bienvenido a nuestro hotel con todo incluido! —dice uno de los secuestradores al empujándome contra el piso—. Su estadía incluye golpes, torturas, y por supuesto, sed y hambre por tiempo indefinido.
—¡¿Por qué me tienen aquí?!... ¡¿Para quiénes trabajan?!
—¡¡Cállate!! ¿Realmente crees que vamos a responderte? —suelta una fuerte y malévola carcajada.
—Tengo personas... —un escupitajo me calla.
No puedo limpiar mi rostro, estoy con mis pies atados y con las manos esposadas, no puedo hacer nada, solo puedo sentir, muy asqueado, como la flema se desliza sobre mi mejilla, así que, mientras grito gruñendo de rabia, empiezo a sacudir mi rostro, lo hago sintiendo mucho dolor por todo mi cuerpo. He recibido varios golpes, incluso estoy todo ensangrentado, puedo sentir cómo fluye la sangre sobre mi rostro, es inevitable sentir el sabor de la sangre que viene bajando desde mi frente.
Se puede escuchar los pasos de los secuestradores, podría jurar que son dos o tal vez tres... Al parecer se están alejando.
—¡Ya vendrá alguien a charlar, disfruta tu instancia, Hikari! —me grita uno de los secuestradores.
Lo último que recuerdo fue... ¡Maldición!, tengo flashbacks borrosos.copy right hot novel pub