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Destino Inevitable

IX. Espanto.

El día transcurrió, Aurore intentó animar a Florentino pero él sólo quería cuidar de su tío, después del medio día el pequeñín estaba arriba junto con Alessandro que aún no había salido de su habitación, Aurore se preguntaba cómo se encontraba pero eliminó esos pensamientos al instante, ¿estaba loca, o qué le ocurría? No tenía por qué pensar en él. Estaba en la cocina con Olivia haciendo varios dulces y postres, Aurore preparaba una tarta de limón con merengue, era la favorita de Florentino. Al terminar lo dejaron todo reposando. Olivia ese día estaba muy cansada, le había preguntado por qué estaba en ese estado y respondió que en la casa de invitados había tenido trabajo que hacer.

Olivia se sentó en una de las sillas con cara de malestar.

–Olivia, ¿se encuentra bien? Debe haber trabajado demasiado hoy y su presión subió, no tiene que abusar de su fuerza.Vaya a descansar, yo terminaré lo que queda.

–No quiero darle más trabajo, mi muchacha preciosa, solo es un poco de cansacio. También tengo que preparar la cena.

–No acepto un no por respuesta, estoy segura que no le gustará verme enojada, yo me encargo de la cena. Mi mamá me decía: si trabajaras como enfermera te despidirían el mismo día, no soportas ver a un enfermo siendo terco.

–Entonces no puedo renegar, tendré que hacer caso a mi enfermera favorita, un poco gruñona pero muy amorosa.

Las dos rieron, Aurore la acompañó, Olivia lo disimulada pero no se sentía para nada bien, a penas podía ponerse en pie. Se aseguró de llevarla hasta su dormitorio. Aurore terminó con los quehaceres, tenía todo listo y limpio, agarró la bolsa de basura y salió por la puerta trasera que daba al jardín, la lluvia se había detenido, el cielo estaba nublado y oscuro completamente, una ola de viento golpeó a Aurore, hacía mucho frío, caminaba rápido para volver a entrar dentro y refugiarse, no se puso nada para cubrirse del ambiente tan gélido. Habían hombres de seguridad esparcidos por todo el lugar como era habitual, sintió pena por ellos, debían de aguantar el tiempo que hacía a saber cuántas horas.

Caminó unos minutos y llegó a los contenedores, estaban muy alejados de la casa, no había nadie en el lugar. Tiró la basura y se asustó horriblemente al girarse y ver a un hombre tras ella, un hombre de unos 35 años, moreno y con traje negro. Estaba demasiado cerca para su gusto, la miraba de arriba abajo, se mordía los labios y pasaba su lengua por ellos humedeciéndolos, la miraba de una forma tan repugnante y libidinosa. Aurore miró a su al rededor, estaba completamente vacío, no pudo evadir el sentimiento de miedo, ese hombre tenía malas intenciones y eso lo podía percibir.

–Hola mi reina, ¿cómo estás? ¿Por qué tan solita? –Su mirada se detuvo en su escote, lo que hizo que Aurore se asustara más.

–Se equivoca, no estoy sola, de hecho me están esperando dentro. –Mintió, tenía que salir de ahí.

Se encaminó hacia la casa pero él no le permitió el paso poniéndose delante, se acercó aún más.

–Pero pueden esperar, podemos...pasar un buen rato primero. –Se acercaba, Aurore retrocedía.

–No quiero nada con usted, le pido que me deje en paz por favor.

Unas ganas de llorar enormes de apoderaron de Aurore, tenía un nudo en la garganta, ese hombre se aproximaba sin hacer caso de sus palabras.

–¡Le digo que se aleje! ¿No escuchó? ¡Gritaré sino me deja en paz!

–Así que saliste muy salvaje, como a mi me gustan, yo te haré gritar pero de placer.

Aurore no pudo retroceder más, su espalda chocó con el muro de piedra que había al rededor de la fachada. Ese hombre estaba a unos centímetros de ella. Observó el lugar buscando algo con lo que defenderse pero no había nada además de los contenedores y el jardín.

–Escúcheme no quiero problemas con nadie, por favor déjeme en paz, yo no le hice nada.

Las lágrimas amenazaban en salir, su cuerpo temblaba, estaba muy asustada de lo que ese hombre podía ser capaz.

–Solo quiero pasar un rato muy rico y enseñarte mis habilidades...

La agarró del brazo acercándola a él, olía a tabaco, Aurore intentó zafarse del agarre pero la lastimaba demasiado, empezó a llorar desesperada, después la atrapó por la cintura, poniendo la cara en su cuello para olerla, ella gritaba e intentaba separarse, él la intentaba besar pero no podía, Aurore logró darle una patada en la entrepierna, él cayó de rodillas maldiciéndola, despavorida quiso correr pero el miserable la agrarró del pie haciendo que cayera.

–¡Maldita perra! Ahora si te enseñaré qué es un verdadero hombre.

La agarró del brazo levantándola de la hierba, pero esta vez fue el brazo vendado y la hería endemoniadamente, quiso abofetearla cuando alguien se lo impidió, era ese hombre de nuevo, Aurore lo reconoció, fue el mismo que estuvo con Alessandro cuando intentaron matar a Jake.

En un abrir y cerrar de ojos el desgraciado que intentó abusar de ella estaba en el suelo noqueado, el hombre de traje muy elegante, era rubio, ojos verdes, parecía tener la misma edad que Alessandro la volteó a ver.copy right hot novel pub

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