Modo oscuro
Idioma arrow_icon

Destino Inevitable

XXXV. Noticia.

Ella pensó que había escuchado mal.

–Sí, tienen buen sabor...

Lo vió acercarse como hechizado, le asustaba el brillo de sus ojos, era potente como si en vez de comerse las galletas quisiera devorarla a ella. Ella empezó a retroceder hasta no poder más por el choque con la encimera, seguía acercándose parando a pocos pasos de ella.

–Necesito hacer algo. –Comentó mientras miraba sus labios.

Causa por la que ella empezó a temblar más, ¿por qué era tan débil cuando estaba cerca de él? Lo peor de todo es que quería que la besara, se recriminaba a ella misma por ello, pero no lo podía evitar, necesitaba sentir esos calientes y suaves labios masculinos sobre los suyos, haciéndole perder el juicio.

–¿Q-qué cosa? –Intentó que sus nervios no sean obvios pero muy a duras penas lo consiguió.

Acortó la poca distancia que había entre ellos tomándola por el mentón, podía disfrutar de su embriagador perfume, algo que no la ayudaba mucho.

–Deberías aprender a no mancharte. –Elevó su mano y con su dedo pulgar recorrió todo su labio inferior hasta la comisura, no perdía la conexión visual. Después de hacerlo se lo introdujo a la boca saboreándolo, Aurore sentía que desfallecería en cualquier momento al verlo, su corazón parecía un animal salvaje dentro de su caja torácica–. Definitivamente sabe mejor de tus labios. ¿Quieres sentir mejor el sabor? –Preguntó arrimando su rostro al suyo, a nada de rozarlos.

Justo en ese momento la puerta principal se abrió con Francesco dentro. Alessandro se separó dejando espacio entre ellos, pero su socio ya los había visto, era evidente por la tonta sonrisa que tenía en cara.

–Perdónenme, suelo llegar en los momentos más inoportunos. Espero no haber interrumpido algo sumamente importante. –Comentó divertido.

–N-no interrumpió nada sr Francesco… –Contestó apresurada Aurore, sentía una vergüenza tremenda a diferencia de Alessandro que se veía de lo más calmado.

–Ah bueno, que bien que no era importante, ¿cierto? –Se notaba el sarcasmo a kilómetros–. Mi queridísimo amigo, ¿te nos fuiste para el otro bando o tienes fetiches oscuros y aterradores? –Preguntó burlón al ver el delantal de flores que tenía su socio.

–Más que fetiche, una manía. Arrancarle la cabeza a las personas que no saben cerrar la boca cuando deben. –Bufó retirándose el delantal.

Francesco caminó hacia ellos y vió las vendas que tenía Aurore en la mano.

–¿Qué sucedió? ¿Pasó algo malo?

–No se preocupe, sólo fui demasiado despistada y toqué el horno con la mano que no tenía manopla.

–Le puede pasar a cualquiera, por mi parte si que cometí una estupidez sin excusa. Introduje la mano en agua hirviendo pensando que estaba fría.

–Dios mío...¿y tardó en curarse?

–No mucho, 6 meses. –Contestó carcajeándose.

Vió la bandeja de galletas con la mirada iluminada.

–Al final las hicieron, por lo veo. ¿Puedo?

–Sí, por supuesto. –Dijo sonriendo Aurore.

Comió de una, parecía un niño pequeño disfrutando de ellas.

–No...están demasiado deliciosas, las mejores que he probado en mi vida. Lo que me pidió comprar creo que es lo que las hace únicas.

–No son para tanto. –Comentó Aurore sonrojada.

Alessandro se irritó al verlo.

–Sí, temrinantemente las mejores. Debería abrir un lugar para venderlas, se haría millonaria.

–Que ocurrencias tiene, sr Francesco. Está exagerando, no son algo fuera de lo normal.

–Se equivoca totalmente, el sabor en único. En mi vida tuve la oportunidad de saborear algo tan exquisito, ninguna otra lo tiene.

–Me alegra saber que le gustaron. –Sonrió alegre.

–¿Terminaron? –Los dos se voltearon para ver a Alessandro que yacía cruzado de brazos apoyado en la encimera observándolos con detalle–. Digo, pueden seguir hablando tan encantadoramente pero será después. Te quiero en mi despacho, la razón por la que te llamé si se te olvidó.

Terminó de decir para desaparecer del lugar, Aurore vió a Francesco y este parecía divertirse como nunca.

–Sr Francesco, perdóneme si le di problemas.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio