Modo oscuro
Idioma arrow_icon

Destino Inevitable

XXXVII. Roto.

Estuvo un largo tiempo hablando por mensaje con Ámbar creando un plan, ella estaría ahí también cuando llegarían al hospital. Era complicado, Aurore lo sabía perfectamente pero extrañaba tanto a su mamá que haría cualquier cosa para verla. Rezaba porque Alessandro no descubriera que estaba mintiendo, sino sería casi imposible lograrlo.

Vió en su dirección y se sorprendió viéndolo dormido, se veía tan tranquilo y sereno cuando lo estaba, empezaba a hacer frío aún con la calefacción y el sólo llevaba un jersey, no se pudo contener, agarró otra manta desbrochándose el cinturón, a paso lento se acercó hasta su asiento y empezó a cubrirlo con suavidad con ella, de pronto él le agarró de la muñeca haciéndola dar un brinco en el sitio del susto, no se lo esperaba para nada. La veía con curiosidad e intensidad.

–¿Qué haces? –Preguntó entrecerrando los ojos.

–N-nada, sólo quería cubrirte. Está haciendo mucho frío, perdón si te desperté…

–Al contrario, creo que te asusté al tomarte de esa forma tan repentina, me despierto con cualquier cosa.

¿Acaso eso fue una disculpa de forma indirecta?

–No…no hay ningún problema.

–¿Estás mareada por el viaje? Tienes un color un poco pálido.

Ese era el momento…dios, odiaba tener que mentir de esa manera pero no podía hacer más. Debía hacerlo y conseguirlo a toda costa. Sentía que tenía al angelito en un hombro y en el otro el diablo, después de un interminable debate entre los dos vió el agarre que todavía tenía de su muñeca. Y la soltó como si quemara, ¿por qué actuaba tan extraño?

–En parte sí, pero me duele la quemadura demasiado–. Tragó saliva con disimulo. Definitivamente el diablo de su hombro festejaba que era una mentirosa de lo peor.

Él la vió atento a lo que le decía, Aurore empezó a temblar, cruzaba los dedos porque no la descubriera, Alessandro tomó su mano y visualizó las vendas en busca de un sangrada o inflamación.

–¿Dónde duele? –Preguntó mirándola con fijeza, mirada que ella desvió hacia su mano en busca de seguridad.

–Toda la zona, me arde. No entiendo por qué, hace unos horas estaba bien. –Seguro la contrataban en Hollywood por su talento, si tendría que vivir siendo actriz se moría de hambre.

–Puede que se haya infectado, cosa que es extraña porque la limpié bien antes de poner las vendas. En todo caso iremos al hospital en cuanto lleguemos.

–¿Puedo pedirte algo? –Intentó que su voz no temblara pero si se notó nerviosa.

–Te escucho.

–¿Podríamos ir al hospital Santana? Es uno de lo mejores y ahí atiende mi doctor. Siempre lo ha hecho y me gustaría que esta vez me revise él.

–¿Por qué no ir a otro? Da lo mismo.

Porque en ese está mi mamá.

–Porque me hice unos análisis hace unos meses y no pude ir a por los resultados. Quisiera recogerlos, sino es molestia…

–Si queres, no veo el inconveniente… –La vió de nuevo directamente a los ojos, pero esta vez queriendo saber si decía la verdad, Aurore intentó mantener la mirada sin retirarla, le costaba demasiado–. ¿Por qué tiemblas? ¿Te asusta algo? –¿Cómo lo sabía? Después lo recordó, era verdad que se lo dijo. Tú y tu sinceridad Aurore…

–No estoy temblando… –¿Qué se supone que diría?

Alessandro se levantó del asiento quitándose el cinturón, no perdía el contacto visual, cosa que debilitada totalmente a Aurore.

–Dame tu mano. –Extendió la suya en espera.

–¿Por qué?

–Sólo dámela.

Ella intentando controlar los temblores, puso su mano encima de la suya. Lo vió sacar algo de su bolsillo, no supo qué es hasta que lo puso poco a poco sobre la palma de su mano, era el collar de su papá, su vista se nubló por las lágrimas que aparecieron en ellos, pensó que jamás lo tendría de nuevo con ella.

–Me dijo Florentino que lo perdiste en el hotel, también conseguí el peluche, está en mi maleta. Se lo devolveré cuando lleguemos.

Aurore vió por un momento el collar y como si fuera un impulso abrazó a Alessandro. Podía sentir y escuchar su corazón acelerado, al igual que el suyo. Se estremeció cuando él depositó las manos en sus caderas. Algo demasiado fuerte retumaba dentro de ella, sentía como cosquillas en el estómago. ¿Es esto a lo que llaman las mariposas?

–Muchas gracias, de verdad.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio