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Destino Inevitable

XLI. Presentimiento.

Alessandro se encontraba apoyado en el auto que minutos antes le habían traído hablando por teléfono con Francesco.

ߓᅮtones, ¿vuelves mañana?

ߓ⠓í, ya le entregué todos lo documentos firmados y el contrato se acordó sin problema. Seguramente esté por la mañana.

ߓႩen.

ߓ⠌a verdad es que pensé en quedarme para encontrarme a alguna francesa que me ayude.

ߓႿPor qué no te buscas a un francés? Escuché que reparten buenos golpes, así se te reinicia el Windows. Cada día estás peor.

ߓ⠂é pensaste? Yo hablo de que me ayude psicológicamente, hombre todo el trabajo que me das no es ni casi normal.

ߓᅳpera, estoy en el hospital. Si quieres solicito una cita en pediatría. Pero creo que ni ahí te van a aceptar.

ߓ⠂é haces en el hospital?

ߓᔲaje a Aurore para que le revisen la quemadura.

Escuchó a su socio reír por lo bajo.

ߓᒃ�e más alto, para que yo te escuche. Conozco a varias francesas que te pueden quitar el estrés, se llaman niveles.

ߓ⠖ale, mensaje captado.

ߓ፥ alegro de que sea así. –Esta vez el que se reía era él.

ߓ⠐or cierto antes de que se me olvide, hay un nuevo solicitante para asociación.

ߓႿSabes quién es?

ߓ⠠Lo que sé es que tiene demasiado dinero por todos los negocios que posee. Quiere hablar contigo en persona.

ߓၨora mismo tengo la agenda totalmente reservada, comunícale que será para el mes que viene.

ߓ⠐erfecto.

Los ojos de Alessandro viajaron al hospital y pudo observar a la que parecía ser Aurore, lloraba desconsoladamente.

ߓᆲancesco hablamos luego.

ߓ⠓in problema, ciao fratello.

Introdujo el teléfono en su bolsillo sin dejar de mirarla, se abrazaba a sí misma asustada. Pero su atención pasó al coche que venía por la derecha, si ella no paraba sucedería un accidente. La llamó pero estaba demasiado lejos, y se veía como en trance. Corrió lo más veloz y rápido que pudo, y consiguió llegar a ella para apartarla de la carretera. Estuvo a punto de ser atropella, esa idea lo desquiciaba.

–¿En qué estabas pensando? ¡Pudiste haber salido herida! –Gritó mirando el coche.

Al voltearse y verla cualquier enfado o irritación desapareció, lloraba sin cesar, sus preciosos y profundos ojos zafiro se encontraban rojos e hinchados.

–P-perdón...soy una estúpida. –Dijo entre sollozos.

Algo dentro de él parecía romperse al verla llorar de esa manera. La tomó por el rostro con las dos manos haciendo que lo mirase a los ojos.

–No eres ninguna estúpida. Jamás digas eso ni permitas que nadie te haga creerlo. –Sacó el pañuelo de su bolsillo y con el secaba sus enrojecidas y mojadas mejillas, pero que no tardaban en volver a humedecerse por las nuevas lágrimas, temblaba sin parar. Alessandro empezó a preocuparse al verla en ese estado. Arrugó el entrecejo al ver una marca roja en su mejilla derecha, parecía ser de una mano. La sangre empezaba a hervirle–. ¿Quién se atrevió a golpearte? ¿Qué pasó ahí dentro para estar así? –Preguntó intentando sonar tranquilo, no quería asustarla más de lo que ya lo estaba.

–Fue una mala idea venir, quiero irme de aquí…–Susurró agachando la cabeza–. Sácame de aquí, por favor.

Alessandro la tomó por la barbilla para que lo mirara, y otra vez esa sensación dentro de él al ver lo dilatados que se veían sus ojos.

–De acuerdo, nos iremos cuando digas. Pero antes quiero que me cuentes qué sucede, ¿quién es el culpable de tus lágrimas y de esa marca? –Aunque intentó que no se notase la creciente rabia vibraba en el timbre de su voz. Se mantenía en silencio sollozando–. Bien, entonces lo descubriré por mi mismo. Espérame en el auto.

–No, no, no…por favor. No lo hagas.

–Vale, entonces explícame por qué estás así. Y no digas que se te metió una basurita en el ojo.

Antes de que pudiera hablar escucharon que la llamaban, una mujer de cabello moreno que parecía ser de la misma edad que Aurore se acercaba corriendo hacia ellos. Cuando llegó paró en seco intentando regular su respiración.copy right hot novel pub

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