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Destino Inevitable

XLII. Falsedad.

Se dirigieron hasta la planta en la que se encontraba la habitación de su mamá, Aurore no estaba muy segura de lo que estaba haciendo. Sentía algo en el pecho que la ofuscaba horriblemente, como un mal presentimiento. Cuando estuvieron a punto de entrar en la habitación, la puerta se había quedado medio abierta y se podía escuchar claramente la voz de su mamá y Jake, Aurore le hizo un signo a Alessandro y a su amiga para que se mantengan en silencio. Podía verlos y su mamá parecía estresada.

–Jake, ¿por qué actuas de esa forma con ella? Los dos sabemos que todo esto es falso.

–Sí, pero disfruto haciéndolo. Sabes cómo es su carácter, es igual a su padre.

–Pones en peligro absolutamente todo. No vuelvas a hacerlo.

–¿Prefieres que le diga la verdad? Porque por mí encantado, nada me daría más satisfacción.

–La verdad siempre se quedará enterrada.

Aurore abrió la puerta, y sus rostros demostraron que sintieron un profundo terror cuando la vieron, Jake casi se cae al suelo en el momento que vió a Alessandro.

–Mamá, ¿desde cuando tienes tantos secretos? Siempre enterrada… –Rememeró sus palabras mirándola fijamente–. ¿De qué verdad hablas?

–N-no hija, escuchaste mal.

–Por supuesto que está todo mal, pero no mis oídos sino tu forma de ocultarme las cosas. ¿Qué sigues haciendo con este hombre? Porque me di cuenta hace un rato de algo, tienes mucha más confianza con él de la que demuestras. ¿Tienen un secreto que sólo ustedes pueden saber?

–Yo mejor me voy… –Dijo Jake intentando salir de la habitación, pero Alessandro se puso delante.

–Yo que tú me quedaba quieto. Tenemos que resolver varias cosas, después eliges si irte o si prefieres terminar ingresado aquí.

Pudo ver que tragaba gruesamente saliva encaminándose de nuevo junto a Rose.

–¿Quién es este hombre? –Preguntó Rose mirándolo con atención.

–Es mi jefe.

–¿Un jefe se toma todas estas molestias? No tiene ningún derecho a estar aquí y mucho menos de amenzar a Jake de esa forma.

Alessandro sonrió mirándola a los ojos para después analizarla con seriedad.

–¿Y usted si tiene derecho de golpear a su hija? Por lo que tengo entendido es mayor de edad e independiente, podría denunciarla ahora mismo por lo que hizo. –Pudo percibir sus notables nervios–. Además, quien le pone una mano encima a su hija ya lo hizo anteriormente.

–Eso es mentira, yo nunca la golpeé.

–Créame, conozco a los padres como usted demasiado bien. Se cree con el derecho de mandar en la vida de su hija, haciendo lo que le plazca con ella. Pero señora, le diré algo…las mentiras tarde o temprano salen a la luz.

–¿Me está amenazando?

–Le estoy advirtiendo, es un término muy distinto. Ahora Aurore no está sola, si alguna vez lo estuvo y usted se aprovechó de ello le aseguro que se sabrá, pero ahora ya no le será posible hacerlo. De eso me voy a asegurar yo. –Paró de hablar un momento para ver a todos los presentes, se rascó la barbilla mirando a Jake y Rose, y como si una bombilla se encendiera en su cabeza cayó en cuenta de lo que realmente estaba pasando pero debía comprobarlo–. ¿Es cómplice también?

Rose abrió los ojos como platos espantada, no se había equivocado con sus sospechas.

–¿De qué habla?

–También lo sabía…pensé que no podría ser posible, pero la humanidad cada vez vez me causa más repulsión. ¿Fue todo un plan entre los dos?

–¿De qué plan hablas, Alessandro? –Preguntó Aurore totalmente confundida.

–Deja que ellos te lo digan.

–No entiendo qué quiere decir este hombre. Quiero que se vaya ahora mismo.

–Señora tuvo muy mala suerte al encontrarse conmigo porque mi olfato nunca falla, los perros malolientes y asquerosos los puedo reconocer a kilómetros, puedo ver lo baja y ruin que es una persona con sólo verla. Y me asquea ver que puede poner a su hija como carne para los depredadores con tal de salirse con la suya. ¿Qué consigue? ¿Dinero?

–¡Quiero que se vaya ahora mismo!

–¿No hablará? ¿Prefiere que lo diga yo?

–Alessandro, ¿qué pasa? ¿Por qué le hablas así a mi mamá? No entiendo nada.

–Aurore, dile que se vaya de esta habitación. Y quiero que dejes ese trabajo, este hombre sólo dice barbaridades. No quiero que te juntes con él.

–Es usted realmente respulsiva…–Suspiró intentando controlarse–. Tiene suerte de ser mujer, porque una de mis reglas es no tocarlas. Pero si llegara a ser hombre le juro que no tardaría en estar varios metros bajo tierra junto a todos sus engaños.

–¡No lo quiero escuchar más! ¡Fuera de aquí!

–Aurore…

–¡Cállese! ¡No hable más! ¡Todo es mentira, hija! No lo escuches, por favor. ¿A quién vas a hacer caso a él o a mí?

Aurore entrecerró los ojos al verla tan desesperada y asustada por lo que Alessandro le diría, la miró varios segundos.

–¿Cuál es tu temor? ¿Qué me dirá él que no pudiera escuchar?

–Porque es mentira, sólo intenta separarnos.

–¿Mentira, qué? –Volteó a Alessandro–. Dímelo, ¿qué ibas a decir?

Rose se levantó de la cama cayendo al suelo, gimoteó diciendo que le dolían las manos por los cables. Aurore fue a ayudarla para levantarla del suelo preocupada pero Alessandro la tomó por el brazo separándola de ella.copy right hot novel pub

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