Capítulo 581
Lucía estaba realmente asustada, casi dejó caer la taza que sostenía al suelo. Después de unos segundos, se calmó y exclamo. “¿De dónde salieron tantos ratones muertos? ¿Qué pasa con esta boutique de vestidos de novia? ¡Esto es de muy mal augurio!”
En la alfombra, además del vestido de novia que había caído, yacían decenas de ratones muertos.
No solo estaban muertos, sino que también sangraban por los siete orificios y algunos incluso tenían la cabeza separada del cuerpo. Las manchas de sangre habían teñido el vestido de novia de rojo, creando una imagen escalofriante. Ese había sido el motivo del grito agudo de Violeta momentos antes.
Ella se llevó las manos al estómago y retrocedió varios pasos, todavía con el susto en el cuerpo y sintiendo náuseas.
Al ver a Violeta pálida como la cera, Lucía rodeó la mesita de centro para ponerse frente a ella. “Violeta, sube rápido, ¡me encargaré de esto! ¡Limpiaré todo de inmediato!”
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Violeta asintió sin atreverse a mirar nuevamente, la escena era demasiado macabra y sentía que si se quedaba un segundo más, terminaría vomitando.
El vestido de novia estaba completamente arruinado, no solo daba miedo, sino que, como había dicho Lucía, era de muy mal augurio.
Al enterarse de lo sucedido, Rafael llegó corriendo a la casa y al abrir la puerta de la habitación principal, encontró a Violeta ya dormida en la cama, con Nono a su lado en una posición de rendición.
A diferencia de su hijo, que dormía plácidamente y ajeno a todo, ella parecía tener un sueño inquieto, frunciendo el
ceño incluso en sueños.
Rafael camino hacia ella con pasos suaves y apenas tocó los mechones de cabello en su frente, Violeta de repente abrió los ojos.
En realidad, ella no había podido dormir bien, aún estaba asustada y, en su estado de semiinconsciencia, al sentir la mano de él acercarse, soñó que los ratones muertos se arrastraban sobre su rostro, lo que la despertó de golpe.
Al encontrarse con esos ojos profundos y tranquilos, como un pozo antiguo, sintió que todo en su interior volvía a su lugar.
Bajo las cobijas, tomó su mano. “Rafael, ya volviste…”
Él correspondió al agarre y, sin importarle los formalismos en ese momento, besó su mano con ternura.
Ayudándola a sentarse, Nono se revolvió a su lado pero no despertó, y siguió roncando, una vista que invitaba a la risa.
“¿Te asustaste, verdad?”
Violeta no se escondió frente a él y asintió con una expresión lastimosa. “Un poco…”
Rafael la tranquilizó suavemente: “No te preocupes, Lucía ya se encargó de todo. Tiramos la alfombra del salón y contacté con la tienda de novias. Parece que fue un error en la entrega, solo fue una broma de mal gusto”, la consoló Rafael con su brazo alrededor de sus hombros y una voz suave y tranquilizadora.copy right hot novel pub