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El Alpha Millonario ©

En El Instituto

Capítulo cinco

Realmente no estoy sorprendida, porque esto es algo que no me asombra.

Que los estudiantes molesten al nuevo y más por ser nerd no es una novedad para mí, pero como sé hacer que me respeten solo con una mirada los tengo mirando el piso.

Hay veces que me siento la reina del mundo haciendo eso, pero luego me acuerdo que soy pobre y se me pasa.

Y aquí me tienen señores, sentada en el recreo o receso o hora de descanso, como ustedes le digan, para mí siempre será la hora inútil o muerta.

Observo mi alrededor y veo a los populares en el lado izquierdo superior y los nerds en el derecho inferior, la gente que según ellos son normales, pero locos están en el centro, y aquí estoy yo siendo catalogada como la antisocial y aunque eso me hace méritos no puedo quitarme una mirada desde que pise este lugar.

Ese chico de ojos azules, parece que es el más guapo de la escuela o instituto, cabe decir que en una película alguien como yo llega y él se acerca, hablan, platican, se conocen, se enamoran y viven felices para siempre, pero eso no va conmigo, quiero ser una exitosa médica, no necesito a alguien que este pegado a mí todo el tiempo y celándome por todo.

Quito esos pensamientos de mi mente y presto atención a los parlantes dentro del comedor—Señorita Sara Poezyn, Señorita Sara Poezyn, por favor presentarse en la dirección, señorita Sara Poezyn, señorita... —lo interrumpe otra voz.

—No te cansas, viejo. Has repetido eso ochenta y cuatro veces—dice una voz femenina.

—Pero si apenas lo dije una vez y ya—reprocha el director.

—Nada de eso Cuchurrumin. Haber dame un besito—todos en la cafetería ríen y más fuerte aún cuando escuchan el sonoro beso junto con un "Oh sí, pégame más fuerte Christian Grey"

¿Acaso en esta vida la gente no tiene dignidad?

Todo el ruido que antes estaban haciendo queda en un silencio sepulcral hasta que se escucha un sonoro golpe que hace eco por todo el lugar. Cubro mis oídos mientras sigo escuchando la conversación—Eres tan torpe. Tenías todavía el dedo en el altavoz.

—Pues sí ¿que querías si estaba repitiendo, Sara...

—Sí, sí, sí. Lo que sea, pero ya suelta el botón. ¡Ah, que despistado!

Me levanto con una manzana verde en la mano y camino hacia la dirección. Cada vez avanzo escucho los distintos susurros de los demás, es abrumante estar en su foco de atención.

Tener tantas cosas en tu mente, cosas que no son tuyas es como invadir tu mera privacidad. Niego internamente y termino mi recorrido, entro al pasillo de audiovisual donde paso por la secretaría, saludo a la secretaria que me responde muy amable con un buenos días, rápidamente le señalo la dirección y ésta asiente sin decir ninguna palabra.

A mi cuerpo le recorre un escalofrió y me empiezo a sentir inquietante.

Ya pues, entra por esa puerta y pelea la batalla.-

Ni que fuera una guerrera.*

Siempre arruinando el momento.-

Ah, ya cállate y entremos*.

Empujo la puerta y ahí me encuentro frente al director y un hombre sentado de espalda con un traje perfectamente limpio y planchado, tanto que puedo decir que parece sumamente importante.

El director lo observa y se encoge en su asiento detrás del pupitre. Debe ser sumamente importante si le da miedo a la figura máxima del plantel.

—Buenas tardes, señorita Sara Poezyn, puedes tomar asiento.copy right hot novel pub

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