Me quedé quieta en el mismo lugar, mirando para todos lados; ese aullido se escuchó cerca. Maldita sea. Solo a mí me pasa esto. Estoy sola, en medio de la nada, con lobos por allí. Miré atrás de mí en dirección al auto, quizá pueda manejar hasta la casa pero ¿será peligroso? Revisé mi celular para ver si podía llamar a mamá pero... ¡lo que me faltaba! No hay señal.
Escuché pasos a mi izquierda, volteé a ver de inmediato. Está oscuro. No miro nada. Mi pecho sube y baja rápidamente. Intenté calmarme.
—No deberías estar aquí.
Volteé a ver a Caleb y me llevé una mano al pecho.
—¡Diablos! Me asustaste. —espeté.
Este chico un día de estos me va a matar de un infarto.
Sonrió de lado.
—Me gusta verte enojada. —camina hacia mi coche y se sienta en un costado.
Lo sigo.
—Me alegro —respondí con sarcasmo—¿Qué haces aquí?
—Iba pasando por aquí y miré a una chica en medio de la nada, mirando desesperadamente a ambos lados. —sacó un cigarrillo de su bolsillo, junto con un encendedor. Lo encendió y empezó a expulsar humo.
Tosí. Odio el olor a cigarro.
—¿Es necesario? —cuestioné, disipando el humo con mi mano.
Me mira.
—Como dije, no deberías estar aquí. Y menos de noche. —volvió a decir.
Me crucé de brazos.
—¿Crees que yo quiero estar aquí? —me señalé—No es mi culpa. Fui a dejar a Clarie y luego, cuando venía, la maldita llanta del coche explotó.
Alzó las cejas.
—Sí que tienes mala suerte.
Reí sin ánimos.
—Muy gracioso. —me senté a la par suya.
Estábamos en silencio. Se escuchaba uno que otro grillo. Viene a mi mente la foto de Scott y Caleb. ¿Y si le pregunto qué fue lo que pasó realmente? ¿se enojará?.
—Oye, hoy encontré algo en el ático de mi casa. —comenté.
—¿Qué? —cuestionó.
—Una fotografía —dije—De un tal Scott.
Lo miré. Tenía la vista perdida en algún lado.
—Y él estaba contigo —finalizé.
Apretó los puños y dejó caer el cigarro. Tenía su semblante endurecido.
—No sabía que fueran amigos. —susurré.
—Tú no sabes nada. —se levantó y se llevó sus manos a su cabello. —No sabes nada —repitió.
Fruncí el ceño. ¿Porqué actúa así? No tiene nada de malo querer saber sobre Scott y cómo murió... ¿O sí?
—Pues si no me cuentan obviamente no voy a saber. —ataqué.
Puso sus manos en su cintura, se dedicó a mirarme para luego ponerse a reír ¿es enserio? Hace rato estaba super enojado y ahora se ríe. Definitivamente no entiendo la bipolaridad de éste.
—Okay, Mr. Bipolar, ¿puedes decirme qué es tan gracioso?. —me levanté.
—Eso es lo que más odio: no poder enojarme ni un puto minuto contigo. —dice. Se acerca a mí y me toma de las mejillas, haciendo que lo mire. —Pero es mejor que dejes las cosas a como están. Por favor.
Fruncí el ceño, no me gusta su modo misterioso. Quiero saber más pero nadie me dice nada. Nadie. Me siento tan impotente por no saber pero está más que obvio que Caleb no me va a decir. Maldito.
—Como quieras.
Me safé de su agarre y empecé a caminar hacia mi casa.copy right hot novel pub