Rachel estaba en el baño con todo dándole vueltas y más vuelta. Ese día se levantó con el estómago en la boca y no había una respuesta coherente para eso. Sus amigas estaban realmente preocupadas por su salud y sabían cómo reaccionaría la omega si le dijeran sus sospechas.
Otra arcada salió de sus labios y el mismo contenido. En verdad le estaba asustando esos cambios en su metabolismo, no podía decir con exactitud lo que tenía, pero la tensión en el cuarto de baño era notoria para su situación.
Sus amigas le ayudaron a ponerse de pie y la llevaron a la habitación, se sentó en la cama con las piernas hechas gelatinas, se llevó ambas manos a los labios para evitar que los sollozos que querían salir de estos.
—Digan algo, por favor — dijo, al fin rompiendo el silencio —. Sé que lo están pensando, pero eso no puede estar pasándome a mí.
— Pensamos que estás esperando un bebé, pero puede ser cosas de nosotras y nada más — dijo Valeria, sentándose a su lado y Rachel colocó su cabeza en su hombro.
— Dudo mucho que solo sean ideas suyas — acarició su vientre —. Estoy segura de que tengo un cachorro dentro de mí y que estamos en peligro — mordió su labio —. Si en verdad estoy esperando un cachorro me van a matar.
— No digas eso, Rachel — Carla tomó sus manos y las acarició —. Si estás esperando un cachorro, haremos todo lo posible para que nada les pase, asi si morimos en el intento — bromeó, y Rachel no dudo en reír con ella.
— En eso Carla tiene razón, Rachel. No dejaremos que nada malo te pase — dejó salir un suspiro —. Somos un gran equipo, aunque la única que esté en este grupo sea yo — eso hizo que las tres rieron —. Es la verdad. Aunque haya llegado primero que ustedes a ese lugar, siento que somos como una familia la cual nunca podrán separar por más cosas que pasen y eso cuenta con las cosas que nos hagan. Siempre, no así suena muy fino — se aclaró la garganta —. Malditamente siempre, carajo, estaremos juntas. Aunque nos maten a puros palos… ¿Así está bien? — preguntó, mirando a Carla —. Sonó como muy fino todavía, ¿verdad?
— Tranquila, sonaste de la forma más perramente vulgar — Carla le sacó la lengua —. Ahora tenemos que buscar la forma en la cual podamos salir de aquí sin que nadie se dé cuenta y regresar de la misma forma, para poder darles las pruebas a Rachel
— Creo que eso puedo hacerlo — dijo Rachel —. Pero Valeria tiene que ayudarnos en eso — Carla y Valeria se miraron con confusión —. El otro día el guardia que custodia el jardín me preguntó si tenía algún chance con Valeria. Al parecer es buena persona, pero no estoy del todo segura de si podemos confiar en él para que nos ayude a comprar las pruebas de embarazo.
—Déjame eso a mí — se levantó de la cama y casi hace que Rachel se vaya de lado —. Lo siento, ¿Estás bien?
—Sí, solo fue el susto… recuerda que no soy adivina y las cosas no las veo — hizo un puchero —. Ahora ve y dile que compre las pruebas, su nombres es Michael.
— Ya sé quién es…, solo espero que esta vez no se me quede mirando mucho el trasero como la vez pasada — dijo para sí misma y salió de la habitación.
Rachel se echó hacia atrás soltando el aire que tenía en los pulmones y Carla hizo lo mismo. Ahora que las cosas están de ese modo, solo esperaban que hubiese un Ángel que las ayudara en eso. Estaba realmente emocionada con eso del embarazo que no toda su felicidad se veía en la forma en la cual acariciaba su vientre y eso fue algo que no pasó desapercibido por Carla.
— Solo espero que no nos pase nada… y si estoy esperando un cachorro no quiero que sea igual que su padre… mi hijo no merece nada de lo cual su padre es — Carla la miró triste sin decir una sola palabra —. La vida y el destino no pueden ser tan crueles conmigo como para que ese alfa me quite a mi hijo de esa forma… espero que algún día pueda salir de aquí sin la necesidad de que me maten en el intento…
—No digas esas cosas, Rachel — dijo Carla, seria —. Saldremos de aquí algún día con todas nuestras partes en nuestro cuerpo. Así que quita esa cara de espanto que tienes que tu hijo, si es que lo estás esperando, no quiere que su madre esté triste.
— Tienes razón, pero eso no quita el hecho de que esté nerviosa y con miedo recorriendo mi cuerpo el de solo pensar en las cosas que el presidente puede hacerle a mi bebé — mordió su labio una vez más —. Soy un zorro con partes gatunas y ciega… no puedo pedir mucho en una sociedad donde somos la peor raza de lobos genéticamente deplorables…, tú al menos eres un zorro pero no eres igual que yo — Carla secó las lágrimas que salieron de los ojos de su amiga y sostuvo su rostro con ambas manos.
— Porque seas un zorro y gata no eres mejor que nadie, eso te hace ser demasiado única y especial. Sólo porque eres ciega eso te hace distinta ante los demás — Rachel sonrió, al imaginarse el rostro de seriedad que tenía Carla en ese momento —.copy right hot novel pub