En la habitación del hospital, Sofía estaba débilmente sentada contra una almohada acolchada detrás de la cintura y estaba con mucho cargo de conciencia.
De hecho, cuando acababa de despertarse y vio a Diego, Sofía se había asustado por completo y estuvo a punto de desmayarse de nuevo.
No esperaba que Frida trajera a Diego aquí, no sabía si los dos se habían encontrado o no.
Sería muy inconveniente que perdiera su título como la Señorita de la familia Leguizamo sólo por conseguir a Simón.
Ya sea por el lado de estatus o por el lado sentimental, Sofía lo quería todo para ella.
-¿Por qué?- La voz de Diego era fría, no se percibía ni una pizca de afecto, Sofía levantó la vista para encontrarse con sus ojos y al instante los volvió a bajar, ¿cómo debía decir? Nunca había pensado que Diego se enteraría de esto, ni que lo involucraría en ello.
Digamos que esta vez ella había calculado mal.
No había prestado demasiada atención a la hora de cortar y al principio sólo había cortado un poco de piel, pero la sangre no fluía tanto, así que usó un poco de fuerza, quién iba a saber que cuando su mano tembló...
Se sentía como si de verdad volviese entre los muertos.
Al pensar en esto, el corazón de Sofía se asustó, sus ojos se pusieron rojos y luego sus lágrimas cayeron.
Diego no pudo evitar fruncir el ceño al ver esa expresión en su rostro.
-¿Lloras después de sólo hacerte una pregunta? ¿Dónde está ese coraje de cuando querías suicidarte?-
-Hermano...- Sofía lo llamó avergonzada, Diego sólo se sintió molesto y completamente sin pena al verla así, pero su rostro permaneció tranquilo sin mostrar expresión alguna.
-Me... me equivoqué, hermano, no te enfades.- Sofía sabía que Diego no era alguien a quien se pudiera convencer llorando, la única forma para tratar con él era admitir su error, así que se apresuró a disculparse con Diego.
-Señor Diego, la Señorita Frida está aquí.-
La voz de Carmen informó desde la puerta, al oír el nombre de Frida el rostro de Sofía se puso pálido y exclamó -¡No! No quiero verla.-
De repente gritó casi con una voz perdida, una voz tan aguda que sobresaltó a todos dentro y fuera, Diego frunció el ceño -¿No quieres verla?-
-¡Sí!- Sofía asintió fuertemente -No quiero verla, Asistente Carmen, ¡dígale que se vaya rápido de aquí!-
Sea que Frida y Diego se habían visto antes o no, en cualquier caso, no podía correr el menor riesgo ahora, si no se habían visto entonces su jugada esta vez tendría sentido, no hay que dejar que se encontraran nunca.
Si se habían visto, tampoco se arrepentía.copy right hot novel pub