En el Grupo Freixa.
Cuando Xenia Leguizamo fue a la recepción y dijo que fue de la empresa de diseño, la recepcionista la miró con una visión extraña. Y luego no pudo evitar decir, -¿Por qué sois tan insistente? Alguien vino hace un momento, pero nuestro jefe Simón la ignoró. ¿Seguís viniendo?-
Originalmente, la recepcionista la escuchó decir que fue de una empresa que había cooperado con el Grupo Freixa y ella pensó que fue cierto, por lo que se lo notificó a Simón.
Como resultado, después de que Simón bajó, obviamente se mostró indiferente con la chica. Aunque no pudo oír lo que dijeron, pero pudo ver el rostro de Simón que fue impaciente.
Ahora cuando la recepcionista supo que Xenia fue de la empresa de diseño, estaba obviamente desdeñosa.
Xenia no estuvo enojada, y solo sonrió levemente, -Es Simón quien me hizo venir, ¿por qué no puedo verlo ahora?-
La recepcionista respondió, -¿En serio? ¿Tengo que creer todo lo que has dicho?-
Xenia la vio muy firme, así que tuvo que decir, -¿Pues llámalo por teléfono ahora y pregúntalo?-
-¿Qué necesito preguntar a él? Date prisa y vete.-
La recepcionista le instó a salir sin contemplaciones.
Con desesperación, Xenia tuvo que tomar la iniciativa de llamar a Simón.
Mientras fue cliente de su empresa, almacenó sus números de teléfono, incluido Simón, para necesidades urgentes cuando fue demasiado tarde para prepararse.
No esperó que fuera realmente útil ahora para ella.
No tardó mucho tiempo después de que Xenia llamó a Simón, quien respondió.
No dijo nada más, directa y tranquilamente, -Señor Simón, soy Shelly, la diseñadora de Compañía Púrpura. Estoy abajo ahora, pero su empresa tiene control de acceso. ¿Puede venir a llevarme?-
La recepcionista escuchó su tono frío y pensó que la escuchó mal. ¿Era realmente... tan fuerte? ¿Quién se atrevía a hablar así con Simón? ¿Estaba loca?
Después de que Xenia colgó el teléfono, la recepcionista se estremeció y dijo, -¿Estás loco? ¿Le pides a nuestro Simón que baje a recogerte? ¿Estás soñando despierta?-
Xenia no respondió a sus palabras, y solo la miró con indiferencia.
¿Estaba loca? Estaba realmente loca, así que firmó un contrato con Simón. De lo contrario, ¿por qué estuvo aquí ahora?
Xenia levantó su mano y miró la hora en el reloj de pulsera. Aquí solo lo esperaría cinco minutos, si Simón no bajara, se iría.
En ese momento, no debería considerarse un incumplimiento de contrato.
Después de todo, ella venía a él de acuerdo con sus deseos, pero era él quien no quería vela.
Xenia se quedó allí y esperó con calma.
Al principio pensó que se perdió la cita, pero no esperó que Simón apareció ante su vista en menos de dos minutos.
-¡Dios mío!- La recepcionista no pudo evitar exclamar y estiró su mano para cubrirse su boca.copy right hot novel pub