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Esposa falsa de Simón

Capítulo 421: ¿Me odias?

Alguien iba por delante. Sin embargo, tras recorrer una corta distancia, se detuvo. Entonces salió la voz. Señorita Shelly, el señor Simón dijo que te trajera aquí y que eso sería todo.-

Xenia miró el camino por delante, y luego asintió.

-Bien.-

Los ojos de Xenia se volvieron oscuros cuando el hombre se fue.

¿Lo hacía a propósito? Que alguien la traiga aquí y se vaya. ¿No le estaba pidiendo que recordara este viaje? Pero no tanto. Pero aquí era donde ella solía vivir. También era su área de actividad diaria.

Pensando en ello, Xenia cerró las manos a los lados en puños, apretando los dientes.

Simón. ¡¡Lo hizo claramente a propósito!!

Xenia respiró profundamente, tratando de convencerse mentalmente de que se calmara. Entonces dio un paso adelante.

En ese momento, Simón miró a Xenia que avanzaba paso a paso, y luego agitó la copa de vino tinto que tenía en la mano. Sus finos labios se curvaron lentamente.

Parecía que esta mujer recordaba muy bien cada brizna de hierba y cada árbol de aquí.

Pronto, Xenia llegó a la puerta. Entonces levantó la mano y llamó a la puerta.

La voz grave del hombre llegó desde el interior.

-Entra.-

Xenia empujó la puerta sin que le temblara la mano y entró. Un rápido vistazo revela al hombre sentado en el sofá sorbiendo vino perezosamente. Probablemente fue debido a las vacaciones. Así que Simón sólo llevaba una camisa fina. Los botones sólo se abrochan al azar algunos. Debajo, llevaba unos sencillos pantalones negros.

La luz del sol del mar entraba por las ventanas del suelo al techo, iluminando toda la casa.

La luz del sol de primera hora de la mañana era la adecuada. Le dio un color perezoso a toda la casa.

Los ojos de Xenia brillaron de sorpresa.

Sin embargo, los rasgos y el sentimiento de Simón eran realmente impecables.

Pronto. Recuperó su estado de ánimo original y abrió su bolsa.

-Señor Simón.-

-¿Has desayunado?-

Simón la interrumpió. Sus ojos se posaron en la mesa que tenía delante. -¿Comer un poco antes?-

Qué broma. No había venido a comer.

Xenia sonrió débilmente y abrió su bolsa, sacando la regla suave que lleva consigo. -Tengo otras cosas que hacer después. Así que hagamos esto rápido.-

Dijo esto con la esperanza de que Simón se levantara. Pero Simón no se movió en absoluto.

-¿Señor Simón?- Volvió a llamar Xenia con el ceño fruncido.copy right hot novel pub

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