Xenia Leguizamo se sintió mareada. Solo pudo poner las manos en su hombro, por temor a caer. El dolor de su estómago hizo que su cara se convirtiera pálida. Se mordió el labio, mirando a Simón de cerca.
-¿Qué estás haciendo?-
Simón la miró con frialdad, luego la abrazó y se dio la vuelta.
Debido a que caminaba, sintió una vibración en el pecho de él. Xenia quiso escapar pero encontró que no tenía fuerza. Al mismo tiempo, le dolía mucho el estómago, lo que casi la hizo desmayarse.
-Te duele mucho, así que no seas la heroína.- La voz de Simón sonaba muy fría, incluso su rostro estaba sombrío, y la mirada hacia Xenia estaba llena de ira.
Xenia se quedó un poco confusa.
¿Por qué él estaba tan enojado?
¿Cuándo ella volvió a enfadarlo?
Pensando en esto, Xenia cerró los ojos y dijo débilmente, -Mi dolor no tiene nada que ver con usted, por lo tanto, líbrame, por favor.-
Simón se burló, -¿No tiene nada que ver conmigo? Entonces, ¿cómo crees que está relacionado conmigo?-
Xenia no supo qué decir.
¿Qué quiso hacer este hombre?
¿Se sentiría alegre al meterse en el asunto de ella?
Quería respirar profundamente para aliviar su dolor de estómago, pero no funcionó. De lo contrario, le empeoró. Xenia no quería hablar más con él, solo retiró la mano, y luego empujó silenciosamente su pecho para salir de su abrazo.
Al ver lo que había hecho, Simón dijo enojado, -¿Por qué sigues luchando, pero ya estás tan débil?
Xenia, -¡Suéltame!-
Aunque su voz estaba débil, su espíritu estaba firme y tranquila.
-Jeje.- Se burló Simón, pero no la dejó ir, sino que la llevó a la parte delantera de su auto. Abrió la puerta y la puso en el asiento, luego se inclinó para ayudarla a abrochar el cinturón de seguridad.
Mientras que él caminaba hacia el asiento del conductor, Xenia quiso desbloquear el cinturón de seguridad y salir del automóvil, pero estaba tan dolorida que ni siquiera podía levantar la mano.
Antes había tenido problemas en el estómago.
Pero se había curado por su esfuerzo de un período.
Inesperadamente ... sucedió de nuevo esta vez, y era más severa que nunca.
La conciencia vino poco a poco borrosa.
Simón giró el volante mientras la miraba y, al ver su rostro pálido y mucho sudor frío en la frente, pisó el acelerador apresuradamente.copy right hot novel pub