Las miradas de la chica hacia Xenia se volvieron instantáneamente envidiosas.
Debería ser una bendición ser tenida como un tesoro y mimada por un hombre tan guapo y que no pondría a otras mujeres en su punto de mira para nada.
-Perdón.- El tío gordo tenía una cara amable, se apresuró a volverse para rascarse la cabeza y sonrió tímidamente a Xenia, disculpándose de paso, -Vi que las puertas del ascensor estaban a punto de cerrarse hace un momento, así que corrí bastante rápido, perdón.-
Al ver que su sonrisa y su tono eran muy sinceros, Xenia sonrió igualmente, -No pasa nada, de todas formas no me golpeaste, pero deberías tener más cuidado la próxima vez, es peligroso que lo hagas cuando las puertas del ascensor se están cerrando.-
-Sí, sí, así es, mi esposa me está esperando en casa por eso corrí tan rápido, tendré cuidado la próxima vez.-
Xenia asintió, y antes de que pudiera decir la segunda frase, sintió que la mano que rodeaba su cintura se tensaba más, y Simón apretó su cintura con insatisfacción, arrugando el ceño. -¿Cómo es que no te he visto sonreírme durante tantos días, y ahora le sonríes tan alegremente a otra persona?-
Esas palabras consiguieron que la sonrisa de los labios de Xenia se congelara.
Nunca esperó que Simón lo dijera directamente delante de tanta gente en el ascensor, y había pensado que aunque se quejara, esperaría a llegar a casa para hacerlo.
Al ver que el hombre mayor y la chica que estaba a su lado la miraban fijamente, Xenia sintió que su rostro se calentaba, por lo que tuvo que toser ligeramente para ocultar su vergüenza, y luego bajó la mirada sin responder a las palabras de Simón.
Al no obtener respuesta, las cejas de Simón se arrugaron más, y su dura mirada se dirigió al rostro del tío gordo que estaba a su lado con una sonrisa tímida.
Después de recibir esta dura visión, el tío gordo dio un paso atrás con algo de sudor y dijó a Xenia.
-Tu marido parece muy malo.-
La cara originalmente sombría de Simón, pero después de escuchar estas palabras, su expresión se suavizó inexplicablemente en algunos puntos, y aunque la mirada que dirigió al tío gordo seguía siendo gélida, ya no tenía la misma agudeza asesina de antes.
Después, gruñó.
-Buen ojo.-
Los labios de Xenia no pudieron evitar un movimiento.
Sin embargo, el tío gordo no pudo evitar sonreír, -Tu marido es un poco gracioso, en realidad lo admitió.-
Xenia estuvo tentado de decirle a este tío gordo que esa frase de Simón estaba claramente dirigida a la palabra de marido.
Ella resistió el impulso de poner los ojos en blanco y trató de liberar su cuerpo de los brazos de Simón.copy right hot novel pub