El sonido se distanció hasta ser inaudible.
Xenia había sido llevada al coche por Simón y colocada en el asiento del copiloto.
Como no tenía zapatos en los pies, después de sentarse, Xenia sintió que no tenía dónde poner los pies, así que sólo pudo encogerlos y apoyar la barbilla sobre las rodillas.
Simón conducía el coche con un rostro inexpresivo.
Xenia se limitó a sentarse acurrucada en el asiento del copiloto, ambos no tenían muy buen aspecto, cuando ya estaban casi en la comunidad, Xenia pensó de repente en algo, y su cara se puso pálida.
-Si no me dejas coger los zapatos, vas a ser tú quien me lleve arriba luego, ¿verdad?-
Una risa baja salió del coche y Simón aceptó claramente.
Después de un momento, susurró, -¿No es bueno?-
Xenia lo maldijo con indignación en su corazón, apretando los dientes y pensando que nunca podría dejar que la manipulara así.
El coche acababa de detenerse en el aparcamiento, y Xenia abrió la puerta casi inmediatamente y salió corriendo.
Ella salió corriendo por la puerta con sus pies desnudos, tan rápido como pudo.
Xenia no era realmente baja y tenía las piernas largas, por lo que corría rápido.
Junto con el hecho de que ella no había mostrado tales signos antes, por lo que abrió la puerta del coche y corrió, Simón era completamente impredecible, y se movió rápidamente para abrir la puerta del coche y salir, a continuación, dejar caer la cerradura.
Una carrera desenfrenada atrajo muchas miradas, y Xenia sintió que nunca había sido tan humillada en su vida.
Jadeaba de cansancio hasta que llegó al ascensor.
Varias personas que esperaban el ascensor le lanzaron miradas extrañas, miradas que parecían tratarla como un monstruo.
Xenia se mordió el labio inferior, queriendo explicar algo, pero luego lo pensó y sintió que no era necesario.
De todos modos, era sólo un grupo de extraños.
-Vaya, eres tú-
Una voz masculina, sencilla y honesta, surgió de repente entre la multitud, y Xenia miró hacia el hombre, sólo para descubrir que era el tío gordo que había conocido en el ascensor aquel día.
El hombre mayor y gordo le lanzó una mirada, luego miró detrás de ella y se adelantó a preguntar.
-¿Por qué no está tu marido contigo hoy? ¿Por qué sigues descalza?-
Cuando alguien le preguntó al respecto, Xenia respiró aliviada y explicó, -La raíz de mi zapato se rompió, por eso estoy descalza ...-
En cuanto a la pregunta anterior, la ignoraría automáticamente.
-Así que eso es.- El tío gordo sonrió y dijo, -Ten cuidado de mirar el suelo, no pises el cristal.-
Xenia sonrió un poco incómoda, -No lo creo, el distrito se limpia bastante bien.-
Mientras hablaba, el tío gordo miró de repente detrás de ella y exclamó.copy right hot novel pub