Después de un rato, Xenia se dio la vuelta y tosió levemente.
-Adelante.-
Simón entró por la puerta detrás de ella y la cerró. Xenia entró y dijo, -Cámbiate de zapatos. Todavía no he empezado a cocinar. Espérame en el salón después de cambiarte de zapatos.-
Después de decirlo, Xenia se escondió en la cocina y cerró la puerta.
Después de hervir el agua, se quedó allí mirando el agua aturdida.
Quería invitar a Simón a cenar, pero luego se arrepintió. No esperaba que él lo viera la invitación.
Simón, eras un cabrón.
Xenia lo regañó en secreto, pero todavía estaba feliz cuando pensó que alguien podría acompañarla a cenar.
Cuando cocinó la cena, Simón abrió de repente la puerta y entró.
Xenia se sorprendió, -¿Qué estás haciendo aquí?-
-¿En qué puedo ayudarte?- Simón se sentó en la sala de estar por un rato, sintiendo que no sería adecuado quedarse aquí todo el tiempo, y no quería que su mujer se ocupara en la cocina sola.
Así que fue directamente a la cocina.
-No hace falta.- respondió Xenia, y luego dijo, -Se terminará pronto. Si quieres ayudarme, puedes sacar los tazones y palillos afuera.-
Simón asintió y fue a buscar palillos y tazones.
Al regresar a la cocina, vio a Xenia poner los platos, la ayudó a colocar los platos en la mesa.
Después de un rato, los dos se sentaron cara a cara con más platos en la mesa.
Se sintió aislada cuando comía sola. Pero cuando Simón se sentó frente a ella comiendo, Xenia se sintió tímida, y el ambiente era muy embarazoso, por lo que mantuvo la cabeza enterrada mientras comía, tratando de no mirar los ojos de Simón.
-¿Soy el diablo?-
Simón le preguntó de repente.
Xenia levantó la vista confusamente y lo miró con asombro, -¿Cómo?-
-Si no, ¿por qué no te atreves a levantar la cabeza mientras comes? ¿O crees que te sientes molestas cuando estoy sentado frente a ti?-
Antes de que Xenia se explicara, Simón se levantó de repente, rodeó la mesa y se sentó a su lado.
¿Por qué él hizo eso? Xenia parpadeó y lo miró con resignación.
-De esa manera, puedes levantar la cabeza mientras comes.- Simón dijo mientras puso las verduras en su tazón, con un tono mimado, -¿No sabes lo delgada que estás?-
Xenia parpadeó de nuevo, “¿estoy delgada?”
Ella no estaba delgada... sino que no tenía carne.
Se sintió bastante atormentadora durante la cena, pero la comida estuvo deliciosa.copy right hot novel pub