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Esposa falsa de Simón

Capítulo 646: De verdad era él

¡Era él!

¡De verdad era él!

A Xenia solo le quedó esta idea en su mente, y de repente se dio cuenta de que desde sus ojos había salido un flujo cálido, y que eran las lágrimas que brotaban.

Siempre había pensado que ... llevaba un hijo de un desconocido, y al principio había querido abortarlo.

Más tarde, todavía lo conservó, y empezó a amar poco a poco la pequeña vida que llevaba en su vientre.

Más tarde, Sofía dijo que le ayudaría a buscar la realidad, y comprobó que Óliver podría ser el padre de su hijo.

En el momento en que se enteró de eso, Xenia casi se derrumbó, preocupada por que se avergonzaría de enfrentar a Simón después de dar a luz.

Más tarde ...

El pasado era simplemente demasiado para mirar atrás.

Xenia cerró los ojos y las lágrimas cayeron silenciosamente por las comisuras de los ojos antes de esconderse en la almohada que tenía a su lado.

-¿Qué pasa?-

Simón que estaba detrás de ella probablemente sintió que algo iba mal, así que preguntó con ansiedad.

Xenia volvió a sus cabales y sacudió la cabeza.

-No es nada, ya es tarde y he preguntado todo lo que debería, así que descansemos -

Simón llevó un rato callado, pero todavía no pudo evitar preguntar, -¿Segura que estás bien?-

Xenia rió ligeramente mientras dejaba caer sus lágrimas, -¿Qué clase de problemas puedo tener? Duerme-

Al terminar eso, ella misma se adelantó para cerrar los ojos, pensando, -Bernabé...-

-Te alegrarás mucho si ves a tu padre, ¿verdad?-

-Este es tu verdadero papá-

Aunque habían ocurrido muchas cosas antes, Xenia ya no tenía fuerzas para insistir en lo del pasado.

Tampoco no había celos que tener para ella, porque Simón era suya, no importaba si era aquel anterior o este actual.

Xenia entró en el sueño poco a poco pensando de esta manera.

Estaba satisfecha y se durmió, pero Simón se sintió inquieto.

Le pareció sentir un toque extra de humedad en el aire después de decirle a Xenia la fecha, y entonces adivinó si ella estaba llorando.

Pero Xenia volvió a reírse suavemente, y esa risa no parecía nda rara.

Hasta que la respiración de Xenia se calmó, Simón se apoyó lentamente y observó sus mejillas a la luz de la luna, notando la huella de lágrimas en la esquina de sus ojos.

Aunque se habían secado las lágrimas, al tocar su cara todavía se notaba esa humedad.copy right hot novel pub

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