Tenía el ceño fruncido, al mencionar el mar. Le dijo a Xenia,
-Ese mar es peligroso. Generalmente los locales siquiera vamos. Sin referirse a las corrientes agitadas, la orilla es escarpada. Si se cae, los que sabe bien nadar ni siquiera pueden volver sano y salvo.-
Xenia se quedó sin palabras.
Se mordió los labios, que ya estaban congelados hasta magullados. Se abrazaba las rodillas con manos temblorosas mientras murmuró, -Señor, ¿qué ocurrirá allí después de la tormenta...? ¿Es más peligroso?-
El conductor asintió, -Eso es seguro.-
Al taxista se le ocurrió algo, -Ahora de medianoche, ¿cómo es que estás aquí, chica? ¿Y qué quieres hacer en ese lugar?-
solo entonces el hombre, desde el espejo retrovisor, se dio cuenta de que la cara de Xenia estaba de mal estado, sin sangre, como si la hubieran congelado.
Se atragantó por su idea y dijo, -Creo que es mejor que no te acerques a ese mar, ¿verdad? Te llevaré directamente al hotel más cercano, no vas a mantenerte mucho si continuas en esta situación.-
Xenia negó con la cabeza y dijo con firmeza, -No, quiero ir allá.-
***
Pensó el taxista, “¿Qué le había pasado a esta chica?” El la miró por un momento y se halló que había algo raro en ella, no solo por el lugar adonde quería ir, y sino que también llevaba un pijama y parecía salir en medio de la noche.
Después de pensarlo, el hombre tosió ligeramente, -Bueno, el cliente es Dios, trataré de ayudarle con su petición.-
-Gracias.-
Después de dar las gracias, Xenia bajó la cabeza, sus párpados no pudieron evitar entrecerrar. Estaba realmente cansada, no sabía si era por la lluvia. Sentía los párpados pesados y su visión empezaba a ser borrosa.
Pareció que condujera un siglo, el coche finalmente se detuvo.
En cuanto el coche se detuvo, Xenia levantó la vista sensiblemente y miró por la ventanilla.
Tenía la vista un poco borrosa, pero Xenia pudo distinguir vagamente una luz brillante y sus labios se separaron, -Señor, ¿estamos ahí?-
El, frente a ella, se quedó sorprendido un momento, luego explicó, -Todavía no, estoy de paso por aquí para algo, el lugar que buscas está justo adelante, está a diez minutos, voy a bajar a comprar algo, espérame.-
-De acuerdo.-
No pudo más que asentir. Tras ver bajar al conductor, Xenia echó una mirada por la ventanilla y volvió a dejar la cabeza caer entre las rodillas.
La cabeza le daba vueltas, se preguntaba cómo estaría Simón ahora, ¿se sentiría tan duro como ella?
Si pudiera, ella realmente quería vivir y morir con él.
Por desgracia, ni siquiera sabía dónde estaba ahora.
Llevaba tiempo con la cabeza entre las rodillas.copy right hot novel pub