Por supuesto, Xenia sabía que era el hijo que había dado a luz, y por eso no quería que sufriera con ella.
Le hubiera gustado tener a Bernabé con ella inmediatamente si pudiera, estaba tan sola ahora y necesitaba calor.
¿Pero qué pasaría después de recoger a Bernabé?
¿Dejando que este niño viera el colapso emocional de su madre todos los días?
Eso sería demasiado egoísta.
Al pensarlo, Xenia cerró los ojos y sacudió la cabeza.
-Naomí, apaga la videollamada y no dejes que vuelva a llamar.
-¡Xenia!
-¡Apágalo! -La voz de Xenia subió de tono y levantó la vista, con la mirada fija en Bernabé en el vídeo, apretando los dientes, -Bernabé escucha, mamá te prohíbe volver a llamar, tienes que estudiar mucho y cuando mamá encuentre a tu papá, te recogerá entonces.
Bernabé seguía mirándola con lágrimas en los ojos.
-No quiero, quiero ir contigo ahora, no quiero a papá, sólo quiero a mamá.
Naomí siguió sosteniendo su teléfono móvil y el sonido de los llantos de su bebé no dejó de rodearla.
Xenia alargó la mano con una mueca, apagó el vídeo y, de paso, metió el teléfono de Naomí bajo la almohada.
-¿Xenia? ¡Has ido demasiado lejos! Es tu propio hijo.
-¿Y qué, por eso le has dicho que me llame? Naomí, ya sabes en qué estado me encuentro, ¿qué quieres que le diga?
Los ojos de Xenia miraron a Naomí un poco huecos, Naomí respiró, -tampoco quiero que le digas nada, es que lo sabe, Bernabé está muy molesto, tú eres su madre...Quiere verte, y quiere hablar contigo, te echa de menos, ¿qué tiene de malo?
-No habría habido ningún problema, pero estoy en mal estado y no quiero ver a nadie.
No quería llevar toda la energía negativa de ella misma a Bernabé, aunque era cruel que Bernabé no hablara con ella, pero ¿qué podría decir si ella hablaba con él? Si Bernabé se enteraba de ese incidente, el niño definitivamente perseguiría el asunto, y ¿cómo podría explicárselo entonces?
-¿Te vas a quedar así si Simón no vuelve? Bernabé es sólo un niño, no te entiende como los adultos, ¿lo entiendes?
Xenia no quiso seguir hablando con ella y, molesta, apartó la vista de su rostro y le dijo fríamente, -Lo sé, sal tú.
-Xenia... -Naomí, aún sin inmutarse, dijo el nombre de Xenia y se sentó en el borde de la cama, sin querer retirarse.
-Bueno, quiero que me deje en paz.
Al ver que Naomí seguía sentada en el borde de la cama, negándose a marcharse, Xenia no tuvo más remedio que tumbarse y taparse con las sábanas para no molestar más a Naomí.
Naomí tuvo que recoger sus cosas y levantarse para salir de la sala.
Carmen la miró con cara de sorpresa, -¿Qué pasa? Me pareció escuchar que discutíais.
-No lo menciones, me enfada hablar de ello.copy right hot novel pub