Las palabras de Señor Mastache no hicieron que Naomí se enfadara, pero el intermediario, que casualmente volvía del baño, se quedó atónito, seguido de una mirada de decepción en su rostro. «Parece que no habrá contrato.»
-Señor Mastache, cuando hizo su petición, yo ya sabía que sería imposible cumplirla. Pero aun así, quería mostrar mi sinceridad con los tallarines que hice, y decirte que su esposa permanece en tu corazón para siempre, independientemente de la muerte...-Se detuvo de hablar Naomí, y se sonrió de repente por haber recordado su enamorado.
-La felicidad que ha existido entre ustedes perpedurá.-agregó ella.
Pobre de ella, no haber recibido nunca una respuesta de dicho enamorado.
Señor Mastache la miró, moviendo los labios, pero no le salió ninguna palabra.
-Ha sido un honor ser testigo de la receta de su esposa. Ahora debo retirarme, ya que mi padre sigue en el hospital esperando que lo atendamos. Que le vaya muy bien -dijo Naomí. Luego, se levantó y tomó la mano de Brisa para irse juntas.
Brisa, desilusionada sin medida, avanzaba con Naomí cuando oía la llamada de Señor Mastache.
-Un momento, por favor.
-Señor Mastache, ¿hay algo más?- preguntó Naomí tras detetenerse.
-¿Qué piensas de diez mil euros al año?
-¿Eh?- Naomí no podía creer lo que escuchaba.
-Aunque no cumples la condición de libre del alquiler, puedo reducir la renta a diez mil euros al año para ti. Precio familiar, ¿le parece bien?
-Señor, qué está...- Naomí contuvo la respiración.copy right hot novel pub