-¿Lo de Naomí? -Simón frunció ligeramente el ceño y apretó un poco más la mano de Xenia, interrogó con cierto enfado,
-¿No te dije que no te metieras? ¿Acaso quieres ser una casamentera?
Inexplicablemente, Simón se acordó de su secretario, Rafael, que le había estado ayudando con la empresa todos estos días, y se preguntó si Rafael había aprovechado la oportunidad para conseguir a Naomí.
-No, nada de eso, Solo quiero hablarle de ella.
-Entonces, déjalo -Simón apretó sus labios antes de añadir-. Ya te dije el otro día que si tu hermano estaba interesado en ella, actuaría por su cuenta sin ayudas ajenas.
-Pero...
-Diego siempre toma lo que dices muy a pecho, y si le haces cambiar de opinión al escoger su pareja, ¿serás capaz de asumir toda responsabilidad?
Xenia obsevaba fijamente a Simón, preguntando seriamente,
-Me dices eso para ayudar a tu secretario, ¿verdad?
-¿Cómo?
-A Rafael también le gusta Naomí... ¿Es por eso que no quieres que yo sea esta casamentera?
Ante su sospecha, Simón enarcó las cejas al instante; en un principio la había detenido porque no quería que ella, una mujer embarazada, se preocupara todo el día por las relaciones de los demás; al fin y al cabo, cada uno tenía su propio destino. Y había una razón para todo, así que no era bueno que ella se entrometiera.
Tampoco se le había ocurrido ayudar a Rafael, porque ya lo había hecho una vez cuando estaba en el extranjero y se había enterado de que a Naomí no le interesaba Rafael. Además, Simón estaba muy ocupado y no podía atender a nadie más que a Xenia.
Simón le dio un toque en la frente de Xenia y respondió con cariño,
-¿En qué estás pensando? Esto no tiene nada que ver con Rafael.
-¿Entonces por qué me impides?
Simón la envolvió con la bufanda para evitar que se congelara y le preguntó con mucha seriedad,
-¿Pasamos mucho tiempo juntos después de regresar del extranjero?
-¿Cómo? -Xenia se desconcertó por sy pregunta- ¿Qué quieres decir?
-Responde a mi pregunta primero.
Xenia se lo pensó detenidamente, y la respuesta era negativa. Los dos se ocupaban en sus propias cosas, y realmente no tenían mucho tiempo para disfrutarse juntos, excepto por las noches...
Pensando en ello, tosió ligeramente, y preguntó,
-No, ¿y qué pasa?
-Ya solo nos queda muy poco tiempo para estar solos, ¿todavía quieres dedicarlo a los asuntos de los demás?- Simón se acercó más mientras hablaba, sus finos labios casi sobre la frente de ella, y sus cálidos y suaves labios se movían mientras hablaba.
Xenia tardó un rato en comprender sus intenciones, aun así ella quería explicarse más, diciendo,
-Pero.copy right hot novel pub