Al instante, Naomí sentía un dolor en la frente, en seguida, se quedó mareada.
El aliento masculino fuerte de repente la rodeaba.
Hacía mucho ruido por haber mucha gente en el ascensor.
Sin embargo, cuando Naomí se dio cuenta de dónde estaba, sentía que el mucho se calmó de repente.
Se levantó la cabeza asombrada, mirando increíblemente a Diego, que la sostenía en los brazos.
Eso era…
¿Qué estaba haciendo?
¿Diego supo lo que estaba haciendo?
Cuando Naomí lo miraba con duda, Diego la alejó indiferentemente.
-Va a atropellarte, ¿no sabes evitarlo?
Ante las palabras, Naomí estaba muy avergonzada. Cuando ella se apretó los labios inferiores mientras iba a replicar, Diego dijo frío a la persona que empujó la silla de ruedas.
-Por más que des prisa, debes prestar atención en público, ¿no? Si está herida, ¿acaso bastará sólo un perdón?
Era un presidente de un grupo, fuerte y poderoso.
Por lo tanto, el ascensor ruidoso se quedó silencioso. Los demás no querían meterse en este caos, no se atrevieron a decir nada.
La mujer que empujaba la silla era mediana edad, vestida a moda y el hombre que estaba en la silla era muy mayor. Parecía que eran padre e hija.
De sólo un vistazo, la mujer supo que este hombre no debería ser una persona simple.
A ella le fastidió mucho que le pusiera en tan mal lugar, por eso le replicó.
-¿Creo que todavía no choquemos? Y además, al entrar, como jóvenes, ¿no saben alejarse? ¿ni cuidan al viejo?
Se refirió al mayor en la silla de ruedas.
Naomí no esperaba que Diego pudiera reprocharles, ni que ellos pudieran replicarle. En el ascensor, la atmósfera de repente se puso tensa.
-¿Dices que puedes ignorar la regla y chocar lo que quieras? ¿Sólo está sentado un viejo en la silla de ruedas? -dijo Diego en una voz más fría.
La temperatura en el ascensor se cambió de repente.
La mujer se quedó sin palabras cuando lo escucho. En ese momento, el mayor dijo lentamente.
-Lo siento mucho, mi hija no lo hizo a propósito, sólo nos apresuramos a bajar, te pido disculpas.copy right hot novel pub