No era que Isidora no pudiera entender el relación entre los dos, pero al ser una chica, estaba más del lado de Naomí, y si ésta no dejaba que Rafael la llevara a su casa, entonces Isidora estaba más que dispuesta a echarle una mano.
Tiró de Naomí a su lado y miró a Rafael con una mirada poco amable.
-No creo que nos moleste en absoluto, estaría más que feliz si Naomí quisiera volver con nosotros, tendré alguien con quien hablar en el camino para aliviar mi aburrimiento, hace tiempo que no la veo. venga, vamos.
Dicho esto, Isidora se enganchó a Naomí como si fuera un hombre y caminó en dirección al coche con su brazo alrededor de ella.
Rafael y Ernesto se miraron, Rafael no tanto, más bien vio un atisbo de indignación en la cara de Ernesto, y cuando las dos mujeres de allí se alejaron, Ernesto bajó la voz y miró a Rafael con asco.
-Rafael, la próxima vez puedes mantenerse alejado de nosotros, ¿no? Es una gran oportunidad para mí.
Rafael también estaba indefenso, sonrió sin poder evitarlo.
-Lo intento, pero ¿qué puedo hacer cuando salís de la nada?
Ernesto suspiró e hizo un sincero gesto de dolor.
-Ernesto, ¿no te vas todavía? ¿Te vas a quedar a hacerle compañía? -desde la distancia llegó un grito de Isidora.
El cuerpo de Ernesto se estremeció e inmediatamente respondió,
-¡No, no, ya voy!
Después de decir eso, le dejó a Rafael una mirada y lo siguió rápidamente.
Rafael se quedó quieto, mirando la figura de Naomí, que le habían arrebatado con una sensación de impotencia; la niña seguía resistiéndose especialmente a él y era un verdadero dolor de cabeza.
Una vez en el coche, Naomí e Isidora se subieron al asiento trasero, y Ernesto se quedó solo conduciendo de forma deprimente, con una conversación entre los dos que provenía del asiento trasero.
-Gracias, Isidora.
Naomí miró agradecida a Isidora mientras, e Isidora, con aire de chulería, se dio una palmadita en el pecho,
-¿Qué hay que agradecer? Es justo que ayude a mi amiga en problemas, además eres una buena amiga de mi jefe, así que ayudarte es como ayudar a ella.
Isidora era otra fan de Xenia.
No tenía ni idea de que el trabajo de Xenia atraería a tantos fans, y aunque Naomí se alegraba por ella, se sintió muy inútil por no haberse hecho un nombre en todos estos años.
-¿Pero ese tipo no es el ayudante de Simón a su lado? ¿Le gustas? -la pregunta de Isidora fue directa, que las mejillas de Naomí se sonrojaron, luego tosió ligeramente y desvió la mirada.
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