-No pasa nada, pero... -Naomí le siguió pidiendo la opinión al camarero.
Sonrió levemente, -Si señorita quisiese dejarla subir, entonces lo harían de acuerdo con la intención suya, aunque nunca ha habido dos personas en el columpio. Parece que no deberá haber ningún problema.
-¿Nunca ha habido dos personas ahí arriba? -Naomí se puso un poco nerviosa cuando se lo dijo el camarero.
Ella misma no tenía miedo de caerse, sino de romper el columpio ajeno. Después de todo, no era la cosa suya, pero no era adecuado para que tomase la decisión.
Al pensarlo, Naomí se bajó del columpio por sí sola, y luego le dijo en tono de disculpa a Débora, -Lo siento. Este columpio no es mío, así que no puedo decidir si puedes subir o no. Si quieres, puedes decidir por ti mismo -.
Débora se quedó sin palabras.
Habría sido solo un asunto pequeño. Débora no le prestaba atención. No le importaba si no le dejaban subir. Solo quería encontrar una oportunidad para acercarse y indagar sobre la relación entre ella y Diego.
¿Y en ese momento? Inesperadamente, Naomí la dejaba decidir por su propia cuenta, que significaría que ella se había devuelto todo el poder de tomar decisiones a sí misma, y luego soportaría las consecuencias de la decisión tomada.
Se sintió que le había subestimado porque no se veía tan tonta y dulce como parecía.
¿Le resultaría un poco difícil realizar la indagación?
Pero pronto, Débora reaccionó y sonrió, -Ya que lo has dicho, será demasiado inapropiado si subo de nuevo, pero, ¿por qué pensaste que salió? Creo que el banquete fue bastante animado.
Mientras hablaba, Débora se sentó en la silla de piedra junto a ella con la falda larga puesta directamente en el suelo.
Al verlo, Naomí tuvo que caminar y sentarse frente a ella.
La falda que se vestía no era tan larga, que solo le llegaba a las rodillas, mostrando un par de piernas delicadas y hermosas. No barrería la tierra cuando se sentaba.
La escena se convirtió en un fuerte contraste. Débora se encontró incómoda nuevamente.
Reconoció que el vestido de Naomí era el trabajo de una diseñadora. Le gustaba mucho este , pero lo odioso fue que... nunca había diseñado una segunda obra de cada estilo, y no existió tal talla que podía vestirse.
Sí... Débora era fácil de engordarse. Comía menos, pero aún le crecía carne y luego jamás movía las piernas para hacer deporte...copy right hot novel pub