Diego fue a lavarse las manos en seguida mientras todos se sentaron.
Las personas sentadas a la mesa eran personas conocidas. El ambiente de este almuerzo debería encontrarse relajado, pero debido a la relación entre Naomí y Diego, todos se sintieron incómodos.
Naomí evadía a Diego desde que él entró, solo tomando arroz sin hablar con el hombre. Diego no dijo nada, y estaba tan tranquilo como si no hubiera pasado nada.
Xenia pensaba que el problema entre Naomí y su hermano tenía que resolverse, aun cuando tomara las medidas extremas, ¿verdad?
Sin embargo, no le quedó conveniente decir lo que pensaba frente a Bernabé, Xenia echó la mirada a su hijo para insinuarlo en secreto.
Como su hijo, Bernabé nunca le había decepcionado.
-Mamá, tío, Naomí, estoy lleno -Él entendió en seguida lo que quería decir su madre-. Dejó el tazón y los palillos y dijo, Me voy a la habitación.
-¿Estás lleno? -al escucharlo, Xenia le preguntó fingiendo no saber nada de eso- ¡Qué poca la comida que comiste! ¿Por qué no comes más?-
-No puedo más, mamá. -Bernabé negó con la cabeza.
Diego frunció sus labios, mirando a Bernabé con una mirada complicada. Bernabé lo descubrió, sonrió a Diego y se fue.
Después de que su hijo se fue, Xenia sonrió y levantó la cabeza para hablar con Diego, pero inesperadamente descubrió que Diego la estaban mirando. Aunque no se expresó nada, parecía que Diego no quedó remedios con su hermana.
"¿Ha adivinado lo que voy a hacer? ¿Me conoce mucho Diego?" Xenia pensaba.
-Diego, es que...
-Voy a echarle un vistazo a Bernabé, ya que comió poco. -Tan pronto como Xenia habló, Naomí que estaba a su lado se puso de pie emocionadamente como si estuviera asustada.
Después de decirlo, sin hacer caso de las reacciones de Xenia y Diego, les dejó corriendo apresuradamente.
Xenia se quedó aturdida.
¿Qué pasaba? Todavía no le había queda tiempo de hablar con Naomí, y ella se había ido. ¿Hasta cuándo ella podía dejar de evadirlo todo? Xenia se sintió un poco infeliz. Deliberadamente pidió a Bernabé que se fuera, solo para hablar de los temas que los niños no pudieran escuchar. Al final, Naomí se escapó.
Efectivamente los esfuerzos de Xenia estaban en vano.
Xenia suspiró mucho, y luego volvió a mirar a Diego.
-¿Eres horrible? Naomí está asustada por ti otra vez.
Diego tomó un sorbo de la sopa con calma, con una expresión de siempre y la miró a su hermana cuando escuchó las palabras.
-¿No eres tú quien la espantó?
Xenia bufó, -¿Por qué soy yo quien la asustó? ¿Estaría tan tímida si no hubieras estado aquí?
Al escucharlo, Diego no respondió, pero frunció las cejas levemente.
Hasta ahora, la niña todavía tenía miedo de él.copy right hot novel pub