Pensando en esto, el corazón de Naomí latió fuertemente e incluso estaba tan asustada que quería escaparse.
Pero pronto reprimió su emoción y tapó su corazón.
-Sé fuerte Naomí. No hay nada que temer.
Luego Naomí miró a su alrededor y se sentó en el sofá.
Había visitado a la oficina de Diego cuando le envió comida, pero no había venido aquí hacía mucho tiempo.
Una hora y media no era corto ni largo, pero Naomí casi se desmayó cuando esperaba a Diego. Al principio, quería ir a compras online, pero no se podía concentrar en cualquier artículo, sino que siempre estaba pensando las cosas que no tenían nada que ver con la compra.
Finalmente apagó el móvil y se dejó caer en el sofá, con los ojos cerrados, somnolienta.
Cuando descubrió los pasos sonoros y firmes que venían fuera de la puerta, Naomí abrió los ojos rápidamente. No había nada confusión en sus ojos. Ella estaba completamente despierta, y se sentó con la espalda recta.
Tan pronto como Diego abrió la puerta, vio que Naomí estaba sentada en el sofá seriamente, comportándose como una estudiante de primaria cuando se enfrentaba al director de escuela quien patrullaba el aula, firme y recta.
Una risa apareció en los ojos de Diego que él mismo ni siquiera había notado.
-¿La reunión ya terminó? -al escuchar el sonido, Naomí miró a Diego y trató de hacer que su expresión facial fuera la más natural.
-Sí.
-¿Me estás esperando aquí? -Diego asintió con la cabeza levemente, acercándose a ella,
-¿Están cansados tus ojos? ¿Necesitas dormir un poco? -Naomí se quedó atónita por un momento, mientras Diego le dijo.
-No hace falta.
¿Quién podía dormir en tal situación?
-No tengo sueño. -Naomí sintió que Diego siempre era negligente en este aspecto y negó con la cabeza.
-¿Estás segura? -Diego entrecerró los ojos mirándola.
-Sí, de verdad. -observada por él, Naomí se enderezó de nuevo y negó con la cabeza con firmeza.
-Bueno, ya que no tienes sueño, hablemos de nuestros asuntos.
Al terminar sus palabras, la figura alta frente a Naomí de repente se sentó a su lado. Aunque todavía quedaba una distancia corta con ella, Naomí se puso nerviosa, cuando el sofá se hundió repentinamente y la hormona del hombre se acercó a ella, cuyo corazón latió fuertemente fuera de su control.
Ella era una cobarde verdadera. Después de escuchar lo que dijo, incluso las yemas de sus dedos temblaron, y sus ojos miraron en silencio a Diego.
-¿Nuestro asunto? ¿Qué pasa?
Ella era demasiado miedosa, pero también estaba esperando algo.
Diego la miró fijamente, con una mirada ardorosa.copy right hot novel pub