En fin, Naomí estaba totalmente aturdida.
Ella no recuperó el sentido hasta que se besaron durante mucho tiempo.
Diego no tenía otros trabajos después de la reunión, por eso tardó mucho en besar a Naomí.
Hasta el momento de la separación, Naomí todavía estaba mareada, y como su cuerpo estaba laso, solo podía acurrucarse en los brazos de Diego, con un par de manos tiernas agarrando la camisa de Diego con fuerza.
La camisa oscura estaba arrugada por ella, y uno de los botones estaba desatado, mostrándose los huesos triviales y la nuez de Adán de Diego.
Al verlo, Naomí tragó saliva inconteniblemente.
-¿Te gusta? -al notar lo que estaba haciendo Naomí, la expresión de Diego cambió. Extendió la mano para desatar otros botones de la camisa.
-¿Qué vas a hacer? -los ojos de Naomí lo fijaron de repente y le preguntó nerviosamente,
-¿No te gusta?
-¡No hace falta verlo, aunque me gusta! -los movimientos de Diego no se pararon, mientras Naomí presionó su mano tímidamente para detener su siguiente movimiento y dijo urgentemente.
La mano que sostenía la niña se detuvo y luego no continuó moviéndose. Diego miró la cara sonrojada de Naomí frente a él, y sus labios se curvaron lentamente.
-Vale, míralo cuando sea el momento adecuado.
Naomí no supo qué decir.
Al ver al hombre con tanto encanto frente a ella, Naomí no pudo evitar tragar saliva de nuevo. ¿Por qué sintió que... este hombre parecía volverse flirteado? ¿Acaso era una ilusión?
Antes Diego siempre le trató con frialdad, y después de declararse, mostró una pasión increíble.
Cuando Naomí se sintió confusa, alguien llamó a la puerta fuera de la oficina.
-Sr. Diego.
Una voz masculina sonó del exterior, rompiendo por completo la atmósfera interior.
Naomí se quedó atónita durante un rato y se puso de pie abruptamente, añejándose de Diego. Cuando estaba tan ansiosa que no sabía dónde esconderse, vio un cuarto interior al lado, abrió la puerta y se metió sin pensarlo.
Diego se quedó sin remedios.
Vio todo lo que hizo Naomí, quien era como un pequeño hámster que estaba capturado cuando hurtaba la comida.
-Adelante. -tosiendo levemente con voz ronca, Diego abrochó la camisa mientras dijo.
Ya había recuperado su expresión inexpresiva e indiferente cuando habló.
El director superior que esperaba a la puerta finalmente abrió la puerta y entró.
Cuando llegó el director, obviamente se dio cuenta de que algo andaba anormal, porque cuando venía a su oficina en tiempos ordinarios, el Sr. Diego siempre se sentaba detrás de su escritorio, pero en este momento estaba sentado en el sofá y su ropa se veía un poco desordenada.
El director estaba consternado.
Recientemente había escuchado unos rumores de Diego, pero no los hizo caso. Después de todo, se decía que el Sr.copy right hot novel pub