-De acuerdo.- dijo Anthony, y luego se dirigió a Xenia,- Cuídate mucho, volveremos a verte muy pronto.
El comportamiento de Simón dejó a Xenia en un dilema. Incluso ella se sentía avergonzada por su grosero trato a sus amigos.
Cuando Anthony y Lolita se dispidieron de Xenia, ella les dijo a solas, -Lo siento mucho por la conducta de Simón. Hoy no conviene que comamos juntos, será otro día. Cuando yo salga del hospital, os invitaré a comer para mostrar mi sinceridad.
Lolita le dio un abrazo a Xenia y le susurró, -No te preocupes, todos conocemos el carácter de Simón. Ya me da mucha ilusión ese “otro día”.
Anthony al lado asintió moviendo la cabeza. Antes de marcharse, Anthony no dijo nada a Simón sino lanzarle una mirada muy quejosa.
La sala recuperó su silencio habitual, carcomiendo la viltalidad anterior. Xenia miró a Simón y se armó de valor para decir, -No sea tan frío, ¡Por favor! Trata a los demás con un poco más de cariño.
Simón frunció el ceño y le preguntó, -¿También quieres que sea más amable con otras mujeres?
Xenia replicó, -No me refiero a eso. Anthony y Lolita son nuestros amigos y merecen un poco más del cariño tuyo.
En ese momento, Simón se inclinó a ella con una mano apoyada contra la pared. Su cara estaba muy cerca de la de Xenia, mientras, con su voz baja y tentativa, decía, -¿No te apetece tener la exclusiva de mi cariño?
Por supuesto, le apetecía, pero también le preocupaba mucho que Simón fuera demasiado inaccesible para los demás. Ella intentó aconsejarle que cambie de manera de tratar a la gente, diciendo, -Obvio que me apetezca. Pero lo que pasa es tu indiferencia asusta a las chicas. Pobre Lolita... Se escondió por el miedo a ti.
Simón levantó sus cejas, mostrando que no le importaba. Respondió, -¿Acaso tal indiferencia te pereció mala? A mí me va bien. Prefiero que las mujeres me tengan miedo por ella ante que me molesten por desearme.
¡Qué palabras más arrogantes! Xenia se sintió incómoda ante su actitud, así que replicó, -No todas las chicas quieren molestarte, y es aún menos probable que Lolita te moleste.
-¿Y tú?- Simón le cogió de repente la barbilla y le preguntó con voz ronca y extremadamente seductora. Se inclinó más hacia ella, y añadió, -¿Por qué me quisite acercar al principio de todo?
Al ver un rostro tan apuesto y cercano, Xenia sentía mariposas en el estómago, y se puso tan nerviosa que apenas podía respirar.
Siguió con sus preguntas, -¿Eres igual que esas mujeres que quieren molestarme?-
Xenia se quedó congelada durante un largo tiempo.copy right hot novel pub